Buenas tardes a todos y todas, gracias por haber venido y muchas gracias a todos los compañeros y compañeras que trabajaron para hacer posible esta reunión. También a las autoridades del club. Me da mucho orgullo cada vez que hacemos una actividad en este club que se llama INDARG Industria Argentina, en un momento en que el enemigo es enemigo –entre otras cosas- porque controla el lenguaje, me da mucho orgullo, les decía, hacer algo en un club que se llama Industria Argentina, motivo simbólico de halago y satisfacción.

Permítanme hablar con Ustedes un ratito, porque estamos en una batalla muy fuerte, muy dura, y no nos reunimos todas las semanas ni todos los días, así que  quiero aprovechar esta posibilidad de conversar con ustedes para transmitirles mi mirada. No tengo ninguna pretensión de síntesis, ninguna pretensión de verdad; sí tengo la pretensión de disparar algunas inquietudes, de ponerme luego a disposición de ustedes, de colaborar a formarnos una visión común y, sobre todo, de que sepan que estamos dando una batalla muy central, muy determinante, no en la vida política del país como si fuera algo abstracto, sino en la vida de cada uno de nosotros.

Si se torciera el rumbo de los gobiernos populares de América Latina, y obviamente del nuestro, volveríamos a tener en cinco minutos un país nuevamente endeudado, nuevamente condicionado por los grandes imperios financieros, y eso es después la escuela de nuestros hijos. No es una cuestión abstracta, es la escuela de nuestros hijos; es tener trabajo o estar desocupados. Así que yo creo que en esta batalla hay mucha gente que puede llegar a estar confundida de buena fe, por estar ‘bombardeada’ permanentemente por las grandes cadenas mediáticas.

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La primera cuestión es aclarar sobre un concepto que fue vertido reiteradamente por la oposición y es que en estos años no se avanzó en la idea de integración. Yo me pregunto con respecto a qué categoría de análisis se plantea el no avance de la integración, o respecto de qué tiempo histórico, con qué tiempo histórico comparan para ver si se avanzó o no se avanzó. ¿Para qué? Para poner en un contexto este proceso. Porque si no, comparamos los déficits de la integración actual con un óptimo que está en los manuales pero no en la construcción histórica de la integración.

Entonces me parece que habría que tomar, por ejemplo, la idea de calidad democrática y compararla con la de los años 80, cuando se inicia con una gran visión de largo plazo, con una gran visión estratégica de los presidentes Alfonsín y Sarney. Pero en ese mismo momento en Chile gobernaba Pinochet y en Paraguay gobernaba Stroessner. Entonces, hubo grandeza política en el planteo inicial pero había un contexto, y en términos de construcción de poder esa grandeza no impidió que después viniera la ola neoliberal en la Argentina y Collor de Mello en Brasil. Por lo tanto, aquel tampoco es un tiempo para decir "aquel era un mejor momento".

"El poder siempre se benefició de estar oculto. El principal mérito de los gobiernos kirchneristas ha sido poner los reflectores sobre los poderes fácticos."

Enlace: http://www.goear.com/listen/787f162/intervencion-confrontando-ideas-carlos-raimundi

Señora presidenta: ¿se puede discutir un presupuesto nacional por fuera del contexto político y económico tanto nacional como internacional?

La Argentina hoy está situada en el centro de una disputa de poder a nivel mundial que le exige al gobierno concesiones en términos de política financiera. Por presiones mucho menores otros gobiernos han tenido que ceder sus proyectos económicos y políticos o, lisa o llanamente, han claudicado.

Este es un gobierno que frente a las presiones financieras contesta inyectando más recursos a la demanda y al consumo.

El presupuesto no es un fin en sí mismo; este presupuesto en particular constituye un eslabón dentro de un engranaje político que tiene distintos planos.