Actividad política
Es una de las conclusiones del debate que convocó anoche el Foro de Comunicación de América Latina y el Caribe que se realizó en el Salón “Delia Parodi” del Congreso Nacional, ante una asistencia de público que colmó el lugar para participar del evento.
El panel de disertantes compuesto por personalidades del periodismo, la educación y la política, destacaron la profundización de medidas para democratizar la comunicación en América Latina y denunciaron las campañas de desestabilización que encabezan los grupos mediáticos hegemónicos contra los procesos democráticos y los gobiernos populares de la región.
El FOCAL hizo un llamamiento a extender el debate en los países del sur, constituir el Foro con los Movimientos Sociales, trabajadores y estudiantes e impulsar una Cumbre de Presidentes para el tratamiento de estos ejes frente a los ataques de las corporaciones mediáticas.
Estuvieron presentes en el panel de debate los periodistas Telma Luzzani y Martín García; el filósofo mexicano Fernando Buen Abad; la rectora de la Universidad Nacional de Lanús Ana Jaramillo y de la Universidad Nacional de Quilmes Mario Lozano y el diputado nacional Carlos Raimundi.
También estuvieron presentes la embajadora de Ecuador Gloria Illingworth, de Cuba Jorge Lamadrid Mascaró y de Venezuela Carlos Eduardo Martínez Mendoza, quienes expusieron acerca del accionar de los grupos mediáticos concentrados en sus respectivos países.- Detalles
- Escrito por Carlos Raimundi
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"Sra. Presidenta, dado que coincido con lo que expresaran mis compañeros de bancada, solo me voy a centrar en 4 ejes políticos.
Para seguir un orden cronológico, me referiré primero a la negativa de la oposición a dar quorum. Como ha sucedido en otras oportunidades, la oposición intenta boicotear la sesión impidiendo el quorum. Ahora bien, ¿qué sucedería de triunfar esa estrategia? Una primera respuesta es: sucedería lo mismo que en 2011, cuando tuvieron mayoría, no tendríamos presupuesto. Podría ser, también, que eso sea cuestión del pasado, y que las cosas hayan evolucionado de un modo distinto. Pero no. ¿Sabe con qué nos encontramos? Con seis, nada menos que seis dictámenes de minoría. Es decir, se unen para una estrategia puramente destructiva, pero se fraccionan a la hora de proponer.
¿Sabe por qué digo esto? Porque el presupuesto es una herramienta política. No hay que leer primero cómo están los números de la economía y de lo que resulte de esa lectura diseñar el modelo de sociedad. Cuando uno tiene una concepción diametralmente distinta, construye un modelo de sociedad fundado en el trabajo, en el consumo, en la inversión en fábricas, no en el capital especulativo, y a partir de allí confecciona el presupuesto.
En definitiva, no es la meta económica la que define la política, sino que es el objetivo político lo que define la meta económica. Tal vez sea esto lo que hace que a algunos les resulte tan difícil de entender este presupuesto, porque siguen rigiéndose por la lógica del mercado. Esto es lo que hace que algunos sectores tan poderosos ataquen, e inclusive, desestabilicen, porque lo que no pueden tolerar es este cambio de paradigma, en el que la política es la que pugna por disciplinar las metas económicas.
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- Escrito por Carlos Raimundi
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ASOCIACIÓN BANCARIA MAR DEL PLATA - 19 de noviembre de 2013
CARLOS RAIMUNDI PRESENTA SU LIBRO: “DEBATES PARA UN TIEMPO ARGENTINO”
Muchísimas gracias a todas y todos, agradecer a los dueños de casa, a los representantes del gobierno municipal, a los integrantes de la Mesa político-sindical, que a través del nexo que hizo Aldo Albarracín me permiten estar con Ustedes, a mis compañeras y compañeros de Nuevo Encuentro.
Pese a que no comencé ‘ayer’ en la política, ésta me sigue deparando sorpresas agradables. Esta noche es como un sueño. Estamos en la sede de un Sindicato, acompañados de trabajadores, en una sala que se llama Arturo Jauretche. Cuánto más fácil serían las cosas si Jauretche estuviera entre nosotros y desnudara la cantidad de zonceras que emanan del poder. Pero no está, y tendremos que hacer un esfuerzo mayor cada uno de nosotros. Y compartir esta reunión con las Madres. Es una noche de felicidad completa para mí. Y, sobre todo, si persistimos en este clima de unidad que se necesita al estar en juego la defensa del proyecto nacional, que está por sobre todas las demás cuestiones políticas.
Quisiera ser lo más breve posible en la introducción, para que sean Uds. quienes orienten la reunión según lo que vaya surgiendo de nuestro diálogo posterior. Estamos a pocos días de que desde el corazón del capitalismo financiero internacional, me refiero a la corte de apelaciones de Nueva York –nada menos que la capital financiera del mundo- surgiera un fallo adverso a los intereses argentinos, en favor de los fondos-buitre. Nada menos que una disputa con el máximo poder del mundo. No quiero ser grandilocuente, sino que es algo concreto. Y no obstante, nuestra Presidenta responde con una señal realista de voluntad de pago, pero no en las condiciones que ese poder propone. Realismo con dignidad.
A quienes traemos una militancia en sectores progresistas, de izquierda, populares, podría no sonar de la mejor manera hablar de voluntad de pago de una deuda tan perversa como la contraída por las dictaduras latinoamericanas, entre ellas la argentina. Y es aquí donde surge la pregunta de por qué no diferenciar la deuda legítima de la ilegítima. Es lo que nos dicen quienes aún hoy nos corren por izquierda.
Conceptualmente, yo acuerdo con eso. Es algo similar a lo que hiciera en dos tramos el hoy Presidente Correa de Ecuador, y, sin embargo, obtuvo un resultado muy similar en términos de ahorro de capital, al que obtuvo la Argentina con sus sucesivos canjes. Si la Argentina lo hubiera hecho en su momento, en primer lugar hubiera sido en soledad, por cuanto somos el único país declarado en default, y por lo tanto no hubiésemos tenido el acompañamiento de otros países de la región, lo cual hubiera dado al hecho otra envergadura política. En segundo lugar, la represalia hubiera sido mucho mayor que la actual, por el hecho de ponerse en juicio toda una cartera de deuda, en lugar de ser una parte muy minoritaria como ahora. Y los resultados en términos de quita de capital, curvas de vencimiento y estiramiento de los plazos, hubieran sido muy parecidos.
Algunas posiciones de sectores que se consideran de izquierda me recuerdan las viejas discusiones con el maximalismo universitario, cuando, hiciera uno lo que hiciera, siempre era para ellos una claudicación burguesa, y se debía hacer más. Termina pareciéndose a esa parábola bíblica, donde Cristo camina sobre el agua, y lo critican por lo mal que nada. Es muy fácil criticar cuando uno está sentado en el living de la casa con el puntero en la mano. Pero hay que estar allí, en la situación, y ‘bancarse’ la presión del poder internacional. Por muchísimo menos, cualquier otro gobierno anterior se hubiera callado la boca, por ejemplo, con relación a la intervención militar en Siria, para congraciarse y ver si se obtenía un resultado mejor desde los centros financieros.
Como correlato de esto se suma la presión interna que ejercen los exportadores con el objeto de obtener una devaluación, es decir, cambiar los dólares de sus exportaciones a un valor mucho más alto que el oficial. Y recuperar la libertad de cambios, a fin de ingresar o sacar del país sus fenomenales ganancias en dólares. Para nosotros, en cambio, los recursos estratégicos, en especial cuando no son producidos por el país, deben regularse. A nadie se le ocurriría protestar porque no puede comprar petróleo o megavatios de energía hidráulica en una ventanilla comercial. Así tampoco se pueden comprar dólares. La deformación del sistema no es el actual control, sino que lo era la anterior liberalidad.
Debemos rescatar con mucho énfasis la dignidad de nuestra Presidenta, porque en la misma semana del fallo adverso de Nueva York, envía un proyecto transfiriendo recursos desde las ganancias de capital empresario a los trabajadores por vía de la baja del impuesto a las ganancias, y a los pequeños empresarios por vía e la recategorización del monotributo, reafirmando un modelo no financiero, sino basado en el trabajo, el consumo popular, el mercado interno y la producción.
En la situación en la que estamos, lo que se pone en juego es la apropiación de miles de millones de pesos. No obstante, los otros días la derecha nos decía que no se debía haber cerrado el canje de deuda, y la izquierda, que no se debía haber abierto. Eso es lo que demuestra que nuestro proyecto era razonable.
La derecha criticaba el hecho de haberle puesto un plazo al canje. ¿En qué cabeza cabe? El plazo rígido fue precisamente un factor de presión para que un grupo importante de acreedores se viera compelido a ingresar. El haberlo dejado abierto hubiera dejado espacio a los acreedores para que se unieran en reclamo de mejores condiciones de pago.
En definitiva, defendemos el trípode de desendeudamiento y autonomía financiera construido por la Argentina bajo las gestiones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner: saldar la deuda con el FMI, canje de deuda de los acreedores privados y negativa a integrar el ALCA. Un FMI que tenía su oficina permanente en la propia casa de gobierno.
Otro argumento de la oposición fue que el fallo contrario a la Argentina se debió a una mala estrategia de nuestro país. Nada más alejado de la realidad. Cuanto mejor fuese nuestra línea argumental, más contrario sería el fallo, por cuanto se trata de una resolución esencialmente política, que lo que ataca no es la línea argumental de un estudio internacional de abogados, sino que nuestro país está desafiando el mito fundador del sistema financiero internacional, que dice: “país que desobedece, país que desaparece”. Sin embargo, la Argentina no sólo no desapareció, sino que recuperó los fondos previsionales, recuperó el Banco Central y somete a negociación colectiva el 97 % de las relaciones laborales. Se trata de un modelo que, pese a que en 2012 la economía decreció en un 8 % su tasa de crecimiento respecto del crecimiento del año anterior, no decayó el nivel de empleo, lo cual habla a las claras de la filosofía que orienta al diseño de sociedad; una sociedad organizada alrededor del eje ordenador del trabajo.
Finalmente, digo que el libro que estamos presentando no tiene ninguna pretensión comercial ni literaria. Es sí, una excusa para militar, una herramienta de militancia política, que nos permite estar juntos como esta noche. Y me ha permitido, en sus primeras páginas, realizar un repaso de mi militancia, donde no está ausente la autocrítica que hago de algunos tramos de la misma, especialmente, en no haberme apartado a tiempo del gobierno de la Alianza. Lo hago, entre otras cosas, porque detesto a aquellos dirigentes que hablan del futuro sin hacerse cargo de su pasado, y no me gustaría repetir esa conducta, sino que manifiesto mi arrepentimiento y mi voluntad de reparar. Me arrepiento sinceramente de algunas cosas, pero no encuentro travestismo político ni ideológico a lo largo de mi vida, ni cosas de que sentirme avergonzado. Avergonzarse no es lo mismo que arrepentirse.
Y lo digo también, porque no considero que reconocer un error sea un signo de debilidad política, como suele entenderse. Para mí, en cambio, es un signo de humanidad. Gobernar no es no cometer errores ni es carecer de problemas. Es resolver los problemas desde una escala de valores y de prioridades.
Porque compartimos esas prioridades, en términos de proceso histórico, es que las y los exhorto a trabajar cuerpo a cuerpo con todas nuestras conciudadanas y conciudadanos, para que nos miremos en el espejo de todo lo que perderíamos en caso de interrumpirse el actual proyecto nacional y popular. Quedo a disposición de todos los temas sobre los que Ustedes dispongan que dialoguemos. Muchas gracias.
Respuesta a una pregunta sobre afirmaciones de Alieto Guadagni en un programa de TV
Carlos Raimundi: todo periodista tiene el derecho y la libertad de invitar a quién quiera, y el Sr. que preguntó tiene el derecho de coincidir con Alieto Guadagni. Y, del mismo modo, yo tengo el derecho y la libertad de opinar que Guadagni es un mentiroso y un perverso.
Es de los que se llenan la boca diciendo que Argentina debería parecerse a otros países latinoamericanos donde llueven dólares e inversiones. Al respecto voy a poner un ejemplo: en nuestro país, el 97 % de las relaciones laborales formales se rige por negociación colectiva. En Chile, sólo el 6 %, el resto de las condiciones laborales y los salarios son fijados por los empresarios. El día que Chile duplique o triplique ese índice, las inversiones y los dólares se retraerían. Cuando alguna periodista mostraba su admiración por los ‘buenos modales’ de la última campaña presidencial chilena, digamos que no había ningún motivo para el conflicto, porque ninguno de los dos candidatos principales afectaba ninguno de los intereses del poder. Allí la educación, por ejemplo, sigue siendo privada. O Brasil, que luego de las movilizaciones recientes ha sufrido una gran fuga de capitales, debido a que las llamadas ‘inversiones’ son fondos especulativos. En definitiva, rechazo a aquellos economistas que hablan en nombre de un supuesto saber, cuando lo que realmente hacen es ser lobistas del poder económico.
Respuesta sobre las consecuencias del fallo del estado de Nueva York sobre los fondos-buitre
Carlos Raimundi: aclaro que no tengo información secreta ni calificada.
En cualquier régimen económico existe la figura del concurso de acreedores, y si una mayoría calificada de acreedores acepta las condiciones de pago propuestas por el deudor, eso alcanza al resto. Así, en ambos tramos del canje, un 93 % de los acreedores aceptó las condiciones ofrecidas por nuestro país. Los fondos-buitre –a los que son funcionales economistas argentinos como Guadagni o Melconian- tuvieron la capacidad financiera de esperar la recuperación de la Argentina y hoy pretenden cobrar el 100 % del capital. Ahora bien, si les pagáramos el 100 %, se presentaría de inmediato el 93 % restante y reclamaría las mismas condiciones, lo que sería impagable para nosotros. Tendríamos que ajustar muchísimo, o volver a endeudarnos.
Abro un paréntesis para contar una breve anécdota. Cuando nuestra Fragata Libertad estaba secuestrada en Ghana, un diputado socialista, Juan Carlos Zabalza, muy buena persona y muy cercano a Binner, me dijo que desde su partido se habían comunicado con el gobierno socialista de aquel país para que solucionaran el problema. -“¿Sabés lo que me respondieron, Carlos?”, me dijo. –“Que ellos no pueden hacer nada porque deben respeta ‘la independencia de la justicia”. Yo no podía creer lo que estaba escuchando… Que este amigo desconociera la estrecha relación entre el capital financiero internacional y su capacidad de sobornar a jueces de los países dependientes. Que barnizara de ‘respeto a las instituciones’ lo que efectivamente es un compromiso con poderosos intereses… Unos días después, Binner diría que si fuera venezolano votaría por el candidato Henrique Capriles, opositor a Chávez.
Además, me gustaría analizar el sistema cuyas ‘instituciones’ algunos pretenden representar. Se trata de un sistema de acumulación mundial donde el 0,1% de la población concentra el 82% de los recursos financieros que están acumulados en los bancos de todo el mundo. Se trata del sistema que pretende intervenir militarmente en Siria, y que tiene un presupuesto militar superior a la suma de los presupuestos militares del conjunto de los estados soberanos reconocidos por la ONU. Se trata del sistema que responde a un núcleo de poder que con menos del 4 % de la población consume el 30 % de la energía del planeta, y que en este momento tiene un enorme déficit comercial y al mismo tiempo tiene crisis de producción. Y pretende llenar ese déficit a través del hundimiento de las economías emergentes. ¿Es ese el sistema al que queremos que tributen las instituciones supuestamente ‘independientes’, como decía Zabalza?
Para concluir, deseo agradecerles nuevamente, y convocar a todas y a todos, y convocarme a mí mismo, a militar fuertemente, cara a cara, cuerpo a cuerpo, llegar a todas las ciudadanas y ciudadanos, y hablarles claramente de todos los derechos que perderíamos en caso de interrumpirse este proceso nacional y popular. Por los argumentos esgrimidos aquí, y por otros que seguramente quedan por esgrimir. Pero, además de todos nuestros argumentos, porque tenemos la certeza de estar defendiendo una causa noble, y un proyecto colectivo para todas y todos los argentinos. Una vez más, muchas gracias.-
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- Escrito por Carlos Raimundi
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Unos dicen que la estrategia del gobierno ha sido un fraude, un escándalo, que es antinacional, que nunca deberíamos haber abierto este canje. Los otros que nunca lo deberíamos haber cerrado.
Los primeros me recuerdan cuando discutía con el maximalismo universitario: hiciera uno lo que hiciera, significaba una claudicación burguesa y ellos hubieran hecho siempre más. No pasan del 2 % del respaldo popular, pero hay que hacer más.
Si tuviera más tiempo, me extendería sobre la experiencia de Ecuador, donde el hoy Presidente Correa efectuó dos tramos de discriminación política de la deuda, y sin embargo, si uno compara sus resultados, en términos absolutos y en términos de relación con el PBI, la relación con la deuda original no fue diferente del resultado que arrojó el canje argentino.
Desde lo conceptual, desde el ideal político, comparto la idea de la discriminación entre la deuda legítima e ilegítima. Pero cuando uno analiza la quita de capital, el alargamiento de los plazos de pago y la curva de vencimientos, se da cuenta que hubo resultados que hubieran sido muy similares a si se hubiera utilizado el otro mecanismo. Con la diferencia de que al ser el único país de América Latina que había caído en default, hubieramos estado en soledad; no era toda la región la que iba a hacer ese cuestionamiento. Y si por el 0.45% de los acreedores tenemos la presión que tenemos, imaginemos cuál hubiera sido la situación internacional de la Argentina si hubieramos puesto en juicio en términos políticos el total de la deuda externa.- Detalles
- Escrito por Carlos Raimundi
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Muy agradecido a las Madres por permitirme participar de este Congreso, pleno de jóvenes que circulan con un enorme interés por los temas que se tocan. Un Congreso que se denomina “El otro soy yo”, emulando la consigna enarbolada por nuestra Presidenta “La Patria es el Otro”, el otro como el igual, en lugar de “La patria es ‘del’ otro”, el otro como el poder.
El titulo de la Mesa es "Las Madres y la justicia", y, al respecto, me permito decir que en esta batalla que estamos dando por democratizar al poder judicial, debemos comenzar por el nombre de las cosas. Muchas veces usamos la palabra "justicia" para nombrar al poder judicial, y no es así. Si tomamos la palabra Justicia como valor, diría que "las Madres son la Justicia"; y la justicia, si con esa palabra nombramos al poder judicial, la justicia -en ese caso- es la in-justicia. La historia de la relación de las Madres con el poder judicial así lo demuestra (espero se haya entendido).
Poder judicial es una expresión que se integra con la palabra poder y la palabra judicial, que deriva de justicia. Lamentablemente, la historia concreta de nuestro poder judicial demuestra que él se ha inclinado mucho más hacia el poder que hacia la Justicia como valor.
En la Facultad de Derecho nos forman diciéndonos que la labor de un Juez está orientada a acercarse a la verdad. Pero en los hechos -y para tomar un ejemplo muy simple- en un juicio por daños y perjuicios, para demostrar que un automóvil circulaba a 40 km/h una de las partes va a decir que circulaba a 80 km/h y la otra parte dirá que estaba detenido. Es decir, para llegar a la verdad, en lugar de cotejar entre verdades, el juez va a tener que promediar mentiras. De esto se pueden sacar conclusiones.
Recuerdo un caso personal, en derecho de familia, donde la asesora de menores (hablar de 'menores' también es una rémora del pasado) retaba a los padres por su actitud respecto de su hija Mónica, cuando en verdad, el caso trataba de Lucía. Se le habían traspapelado las carpetas, pero en realidad no tenía idea de lo que estaba hablando; quien estaba allí supuestamente en representación del poder judicial había extraviado la dimensión humana del caso. En este mismo sentido, la ley habla todavía de 'tenencia', cuando lo que se tienen son los objetos, no las personas. O de 'visitas' cuando lo que se visita es lo ajeno, pero no a un hijo o a una hija. Afortunadamente, muchas de estas rémoras están siendo subsanadas en el proyecto de unificación de los códigos civil y comercial, pero fíjense que tal iniciativa no ha surgido del poder judicial, sino de la política.
Asimismo, si alguna o alguno de Uds. conoce la sede de nuestra Corte Suprema o de los Tribunales Federales, comprobará que de esos edificios que nada tienen que ver con nuestra realidad sino que fueron copiados de la Ilustración francesa, no puede salir un fallo justo. Además, no es casualidad que se los llame "Palacio".
Nuestro país copió la estructura judicial de la Constitución de los EE.UU., junto con toda la estructura de poder, aunque aplicada a una realidad sociológica y cultural muy distinta. Los 'padres fundadores' de la Constitución estadounidense pensaron la condición contra-mayoritaria de su poder judicial, para prevenir lo que ellos llamaban el riesgo de la tiranía de las mayorías. Además, tanto el sistema de seguridad como el sistema judicial de aquel país estaban al servicio de una burguesía productiva, pujante, y no de una oligarquía terrateniente parasitaria y rentística como el nuestro. Se trata de una suerte de alianza de clases totalmente distinta. En nuestro país, además, jamás corrimos el riesgo de una tiranía de las mayorías. Quienes bombardearon, proscribieron, escondieron el cadáver de Evita, desaparecieron, fueron las minorías oligárquicas, no las mayorías. Y el poder judicial fue, generalmente, el garante de esos intereses. Tal como lo decía nuestra Presidente cuando anunció el tema de la democratización de la justicia, al abrir el período ordinario del Congreso el último 1ero. de marzo: ¿por qué será que los golpes de estado han derrocado a los presidentes, cierran el parlamento, intervienen sindicatos y partidos, pero no tocan al poder judicial? Lo es, justamente, porque a partir de su estructura cerrada, aristocrática, vitalicia, hereditaria, aristocrática, la familia judicial ha desempeñado históricamente el rol de garante de los intereses y de la impunidad de los poderes dominantes.
En nuestra región estamos atravesando un proceso histórico, que tiene que revertir siglos de colonización. Por eso es que los procesos nuestros no se pueden medir en términos de mandatos presidenciales. Se tienen que medir en términos de cuánto dura cambiar, refundar y arraigar los nuevos paradigmas culturales, económicos, sociales. De allí que se torne necesario generar procesos de reforma constitucional, como lo han hecho fructíferamente Bolivia y Ecuador, y como lo intentó la República Bolivariana de Venezuela, donde se perdió el plebiscito por 50 centésimos. Cuando a ese “tirano” de Chávez -ese líder tan antidemocrático que ganó 14 de las 15 elecciones a que se sometió- le sugirieron que el oficialismo debía disputar el comicio hasta el último voto, respondió: “vayan ya, y anuncien que perdimos, porque nuestra fuerza no puede vencer por muy poquito. Podemos perder por muy poquito, pero no podemos triunfar por muy poquito”. ¡Quién puede dudar de la calidad institucional del régimen venezolano luego de este gesto! ¡O quién podría dudar de la calidad institucional en esta etapa de la Argentina, donde asistimos a los juicios donde los peores genocidas, los más atroces, y estos han tenido todas las garantías procesales, sin que corriera una gota de justicia por propia mano! ¡No son precisamente los que bancaron bombardeos y proscripciones, y escondieron el cadáver de Evita quienes nos van a decir qué es la calidad institucional!
Esas nuevas Constituciones, como la del Estado Multicultural de Bolivia, se apoyan en el concepto de giro descolonial. Dicho muy simplificadamente, el giro descolonial implica explicitar la diferencia entre gobierno y poder, denunciar a los poderes fácticos, sacarlos de su ocultamiento, de su solapamiento histórico. Y si algo no perdona el poder es que se lo saque de su escondrijo, porque con ese solo hecho ya tiene menos poder.
En nuestro país, entre 1983 y 2003 vivimos disputas y escaramuzas al interior del poder. El corte de 1983 no fue menor, por cuanto el Estado dejó de expresar un plan sistemático de represión (lo que no quiere decir que no persistan nichos represores enquistados en el Estado). Eso no es menor, reitero. Pero es recién en 2003 cuando la batalla se fija como eje ‘disputar’ el poder. Ya no se trata de litigios al interior de un poder que seguía manejando y subordinando a la política, sino de confrontar al poder político, surgido de la voluntad de las mayorías con el poder real de las grandes corporaciones.
Es decir, ya no es el poder que pone a políticos como escudo, pero los maneja desde atrás. Entonces, o ese político se somete, o lo hacen caer. Pero en ambos casos, el poder es el que maneja desde atrás, y entonces, el pueblo se siente defraudado por el político y odia a la política, y no al poder, cuyo ardid es mantenerse oculto. De aquí que haber desenmascarado esta situación adquiere tanta centralidad.
Otra cosa que le duele mucho al poder y no la tolera, es que, por ejemplo, una coyita que históricamente fregaba los pisos de la oligarquía, sea funcionaria del Estado. A esto denomino, resumidamente, giro descolonial.
Estas nuevas Constituciones también determinan como paradigma de la organización social, el buen vivir. El vivir bien, el buen vivir, que es un concepto integral, y además sumamente sencillo. El problema para el poder y para el statu quo es que cruza nuestra concepción tradicional, ‘occidental’ y colonizada de la naturaleza, de la familia, de la propiedad, con una concepción ancestral que traen consigo los pueblos indígenas, de los cuales proviene nada menos que el Presidente Evo Morales.
Ahora que nombro la palabra ‘propiedad’, quiero abrir un paréntesis, que trata de explicar lo que significa una nueva demanda. Todos recordamos con beneplácito la formación de la actual Corte de Justicia. Era un avance en cuanto a formación jurídica y autonomía de pensamiento, respecto de la que encabezó Julio Nazareno durante la década de los noventa. Otro paréntesis: nunca cuestionó el poder la concentración o la falta de calidad institucional de una estructura de gobierno donde el vértice del ejecutivo, el vértice del poder legislativo y el vértice del poder judicial pertenecían al mismo estudio jurídico de La Rioja. Les decía, entonces, que en su momento celebramos a la nueva Corte. Y hoy, a la luz de sus últimos fallos, notamos que persiste en sentirse parte de la familia judicial y defender, fundamentalmente, a la propiedad privada que establecía como único paradigma las constituciones liberales del siglo XIX. Es decir, lo que en su momento fue un avance, hoy demanda nuevos horizontes. Y esto implica nuevos desafíos para nuestra Democracia. Del mismo modo que para una persona desocupada en su momento, conseguir una changa equivalía a tocar el cielo con las manos. Pero pasado un tiempo, lucha por formalizar su relación de trabajo, es decir, una nueva demanda que implica una mejora de calidad democrática.
Queda clara, entonces, la necesidad de democratizar al poder judicial Y ese es el sentido de las seis leyes que fueron sancionadas este año. Tres de ellas vinculadas con su trasparencia: la necesidad de divulgar el estado de las causas, la declaración de ingresos de los funcionarios y magistrados judiciales, y el ingreso por concurso al poder judicial. Los otros tres, vinculados con cuestiones más estructurales, como la creación de cuatro cámaras de casación, el límite temporal a las medidas cautelares que interpone el poder contra el Estado, y el voto popular de los miembros del Consejo de la Magistratura.
Todo ello encaminado a impedir, democrática e institucionalmente, que gobiernen las minorías en detrimento de las mayorías –como ha sucedido con la Ley de Medios- a través del poder que han tenido históricamente para colonizar, cooptar y comprar a importantes sectores del poder judicial.
Muchas gracias, quedo a disposición del intercambio que podamos hacer entre todos y todas.
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- Escrito por Carlos Raimundi
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