En septiembre de 2008, Ciudadanía & Democracia realizó el primero de los encuentros en torno a problemas metropolitanos. Se llevó a cabo en el Congreso de la Nación, y contó con la participación del diputado nacional Carlos Raimundi, el arquitecto Marcelo Corti, la legisladora Liliana Parada y el Dr. Pedro Pirez. Gabriel Palumbo actuó como moderador del encuentro.

A continuación transcribimos la intervención del Dip. Carlos Raimundi. 

Soy bonaerense, con lo cual voy a mirar esta cuestión desde la lógica, desde la historia y desde la formación, de un bonaerense. ¿Qué tema toma uno para abordar esta situación? Por ejemplo, la densidad poblacional. Hay una misma unidad jurisdiccional entre la región metropolitana y el interior provincial, una tiene 2400 habitantes por kilómetro cuadrado, la otra 17 y es una misma unidad. Tenemos problemas para conformar la unidad político-administrativa, es decir hay una unidad para algo tan diverso y no hay unidad para lo que lo necesita. De todas maneras tampoco es una cuestión sólo de densidad porque hay otros lugares del mundo que tienen altas densidades y mejor calidad de vida porque lo abordaron desde donde debían abordarlo, que era desde la política. Las condiciones de vida, por ejemplo la contaminación de las aguas, las cuencas, el Riachuelo Matanza, Reconquista, los residuos -15 millones de kilos por día más o menos-. El tema del transporte –la congestión de los accesos por el transporte de automóvi-, las líneas de transporte público… Por donde uno lo mire hay colapso, la sensación de colapso.

Todo esto ha cuadriplicado en el último lustro o decenio (depende los puntos de partida que uno tome) la siniestralidad vial. Estas cantidades serían evitables si se afrontara la cuestión desde otra perspectiva. Pero es un paradigma político que pone adelante el costo de hacer algo necesario, cuando debería poner adelante el costo de no hacerlo. Desde ese punto de vista social, colapso. Desde el punto de vista político no hay cambio de paradigma cultural, por lo tanto hay colapso. Por ejemplo, esta cuestión de "no hay gobierno". En el sentido tradicional o convencional, no hay gobierno. Pero gobernar sobre todo orientar la conducta.

Para ilustrar esto voy a dar un ejemplo. Hace unos días necesitaba tomar el colectivo Plaza para volver a la Plata. Caminé desde Lavalle hasta Constitución sin encontrar un expendedor

de boletos que tiene la obligación de estar hasta las 12 de la noche en cada parada. Tenía la plata, estaba el colectivo, estaba la parada, pero no lo pude tomar.

Por lo tanto, si bien hay una ley, la que orientó mi conducta fue la empresa. Entonces no es que no hay gobierno, es que hay gobierno empresario.

Hay estructuras ínterjurisdiccionales porque si un transporte sale de Capital Federal y se dirige al sur de la provincia, tiene una estructura interjurisdiccional. El problema es que no

gobierna en nombre de la sociedad, pero hay gobierno y hay estructura interjurisdiccional. Hay capacidad de hacer acuerdos interjurisdiccionales, el problema es que lo hacen las empresas.

Entonces no hay otra forma que no sea el abordaje político desde un punto de vista sistémico, desde el punto de vista interjurisdiccional, un rediseño institucional.

Tomemos un ejemplo de la provincia. En Gran Buenos Aires nosotros tenemos secciones electorales, departamentos judiciales, departamentos policiales, regiones educativas, regiones

sanitarias y estaciones del INTA, por poner algunos ejemplos. Si se pusiera a cada uno de ellos en filminas sobre un mapa y los superpusiera, no encontraría dos que coincidan. Con 134 distritos es la inviabilidad por excelencia. Por lo tanto, si hay colapso social, colapso de la política partidaria, colapso institucional, no hay alternativa si no es desde un cambio de paradigma. Porque yo no veo que el proceso evolutivo natural lleve a una solución tema por tema. Me parece que tiene que haber un acuerdo refundacional que tome instituciones de la economía social, por ejemplo, para que los déficit de la política en vez de llenarlos las empresas lo llenen las instituciones de la economía social.

Esto desde el punto de vista instituciones más participativas de desarrollo local, de presupuesto participativo, de una concepción cooperativa de la economía, instituciones de comercio justo que tiene la economía social para llenar los vacíos hasta tanto la política produzca ese rediseño. Esto solamente se puede plantear en una batalla cultural de la política muy grande. Primero debe hacerse desde un ataque frontal a la corrupción, a la complicidad que hay entre poder y delito de todo tipo. La política tiene que salir de su crisis de sentido, del paradigma de la política como dominio y no como transferencia de poder a la sociedad, como devolución de poder, como aporte a la dignidad social.

Hasta que no esté dada esta batalla va a ser muy difícil un cambio. Lo dijo en estos días Lula en la Asamblea de las Naciones Unidas, "es la hora de la política". Y si no entendemos qué es la política, somos unos estúpidos.

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