Por Julián Bruschtein

“A cambio de una ganancia de corto plazo ponen en riesgo la estabilidad de un modelo claramente productivo.” A la espera del comienzo de sesiones parlamentarias, el diputado de Nuevo Encuentro, Carlos Raimundi, apuntó directamente al corazón del sector financiero y los grupos de poder mediático. En diálogo con Página/12, los acusó de montar “un sistema de interpretación de la realidad” y aseguró que la disputa que se reflejó en la última corrida cambiaria se debió a que “en esta última década se está intentando cambiar la hegemonía”.

 –¿Cómo analiza la corrida cambiaria de la semana pasada?

 –De alguna manera, lo dijo la Presidenta en el último discurso. Ella habló de una Argentina sometida históricamente por los sectores dominantes, con algunos interregnos de gobiernos populares que en general fueron interrumpidos, en algunos casos por golpes militares y en otros por golpes económicos. Esta última década es más que un interregno, porque se está intentando cambiar la hegemonía. Desde luego que hay sectores que se han adueñado históricamente de las palancas económicas más importantes y las han manejado a su voluntad. Han construido un sistema de interpretación de la realidad y esto generó sectores sociales profundamente perjudicados por los sucesivos modelos de ajuste, por el modelo dominante, y que sin embargo recitan su mismo discurso.

 –Es decir que logran imprimir su discurso en la vida cotidiana de quienes fueron perjudicados por esos modelos de ajuste...

 –Es como el discurso del amo, pero recitado como propio en boca del esclavo. Creo que éste es uno de los puntos centrales de este momento, porque la Argentina no tiene, en su economía real ni en sus variables macroeconómicas, situación de crisis, ni cercana a una crisis. Hay superávit comercial, es decir que el Gobierno maneja las variables macroeconómicas. La construcción no está paralizada, el comercio se mueve. El problema tiene que ver con la hegemonía cultural más que con la hegemonía económica. Porque tenés un plan anticíclico como el Pro.Cre.Ar. El problema es que a cambio de una ganancia de corto plazo ponen en riesgo la estabilidad de un modelo claramente productivo.

 –¿Cómo evalúa la respuesta de la oposición, que en general plantea más críticas que proyectos?

 –Hace varios años que, paradójicamente, la oposición abandonó el terreno de la confrontación de proyectos políticos para ponerse al servicio de la agenda fijada por los grupos de poder. No hay más de un proyecto político planteado desde la política y es el del gobierno nacional. Del otro lado existe un proyecto que no está generado en la política, sino a partir de los factores económicos, y dentro de estos factores cuento a los medios de comunicación, que no son un instrumento del poder, sino una parte del corazón mismo del poder, son una de las palancas fundamentales del poder para cabalgar sobre un clima de malestar. Por ejemplo, en estos días vi en un canal a Daniel Marx: un funcionario de distintos gobiernos que le hizo mucho daño al país como negociador de la deuda, y nadie dice nada. Si funcionaran los resortes de la Justicia, este hombre debería haber sido juzgado. La oposición ha renunciado a la posibilidad de confrontar políticas, a confrontar con el Gobierno desde la autonomía política, y se ha dedicado a ser vocera del proyecto de país que está generado por el poder económico.

 –En estos días se reunieron el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y los sindicalistas opositores Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. ¿Cree que tiene futuro una alianza entre ellos?

 –A Macri no puedo ubicarlo dentro de la política, sino como un emisario del poder macroempresarial enquistado en la política. De Barrionuevo sabemos quién es, hay una historia. El que es una pena es Moyano, porque históricamente fue otra cosa, y me da pena que pueda más el resentimiento que la racionalidad. Su gremio, y los que están alrededor del poder de Moyano, lograron niveles salariales históricos gracias a las paritarias y a las políticas de este modelo. Da la sensación de que su despecho por no haber sido tenido en cuenta como él quería lo lleva a enfrentarse al gobierno nacional.

 –En este escenario, ¿cómo ve la salida a la situación actual?

 –Tenemos que hacer una gran apelación militante a la memoria colectiva. No nos podemos olvidar cómo han actuado los factores de poder en cada proceso en que hubo un gobierno que intentó ponerle límites a la voracidad de sus intereses. Vamos a tener que estar todos atentos a los precios, a no prestarnos a maniobras fraudulentas que sólo sirven a los que intentan desestabilizar. Vamos a hacer un esfuerzo por debatir con la gente que vemos que está siendo lamentablemente prisionera de un mensaje desestabilizador, desesperanzador, cuando en su vida cotidiana no hay razones para que sea presa de ese mensaje.

Test del Veraneante

–¿Cuál es su playa preferida?

 –Me gusta más el paisaje verde o de montaña que la playa.

 –¿Qué libro está leyendo?

 –Terminé el libro de casi 900 páginas de Roberto Perdía sobre su visión personal de la historia de Montoneros. En su mirada da respuestas a muchas de las cosas que pasaron en el país. Ahora empecé uno de Haruki Murakami.

 –¿Cuál es su comida preferida en verano?

 –La parrilla. Soy capaz de aguantar altas temperaturas para preparar un buen asado.

 –¿Cuál es el trago más raro que tomó?

 –A veces preparo una caipiriña, un mojito o un daikiri, pero es esporádico porque no tomo mucho. Tengo gustos sencillos.

 –¿Perro o gato?

 –Hice en el fondo de mi casa una huerta orgánica en la que no solamente me prevengo de los aumentos estacionales, sino que también enseño a mis hijos a procesar los residuos. No me deja tiempo ni para perro ni para gato

Publicado en Página/12
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