Señora presidenta: desde el bloque del Frente Nuevo Encuentro adelanto que vamos a apoyar el dictamen de mayoría.

Uno de los errores que más comúnmente llevan a tomar caminos equivocados en la política y en cualquier orden de la vida es la descontextualización, esto es, sustraer a un hecho de las circunstancia del tiempo y del lugar y ponderarlo como si estuviera en el medio de circunstancias ideales. Opino que mucho de lo que se ha expresado en este debate tiene que ver con eso.

Las cosas no son óptimas. El primer óptimo hubiera sido que el atentado no se produjera; el segundo, esclarecerlo desde un primer momento y, de no cumplirse los anteriores, el tercero podría haber sido que el país al que pertenecieran los imputados estuviese acostumbrado a respetar las normas del derecho internacional y a tener una ley de extradición. Pero ninguna de esas circunstancias de tiempo y lugar es así.

Si se hubiera dicho que la alternativa a este memorándum es continuar el juicio en las condiciones ordinarias en los tribunales argentinos pero se elige Teherán, sí habría sido una claudicación. El pequeño detalle es que esa alternativa no existe; estamos cotejando con un conjunto vacío.

Quisiera orientar mi intervención al hecho de que la no aprobación de este memorándum implica continuar con la inmovilidad, por lo cual sería bueno preguntarnos a quién favorece ésta.

Hemos escuchado críticas de dos órdenes. Algunas se refieren específicamente al memorándum; por ejemplo, algún legislador sostuvo que es un texto “flojito”. Mire, señora presidenta, el texto del memorándum dice lo que tiene que decir.

Realmente se han dicho algunas cosas que parecen increíbles. En el plenario celebrado ayer y en esta sesión, como hay una comisión que tendrá acceso a la información, algunos han hecho un planteo crítico, como si en los hechos la delegación argentina abriera las cuatrocientas mil fojas del expediente a la Justicia iraní, y luego esta pide un tiempo para sacar fotocopias, pero cuando les corresponde a ellos no brindan información alguna. A veces me cuesta rebatir cosas que están en un plano de irrealidad e irracionalidad tan grande, y por eso quise mencionar esto como botón de muestra.

En cuanto al tema de los plazos, cabe recordar que tratados firmados con países mucho más cercanos a la Argentina, como por ejemplo el protocolo para conformar el Parlamento del Mercosur, tienen sus plazos vencidos. Acá se pide rigurosidad a un tratado, cuando la marcha de las cosas la van fijando las circunstancias del diálogo y lo que sucede en otros ámbitos. Son muchas las circunstancias que contribuyen a cumplir con un determinado acuerdo.

El otro orden de críticas son las ideológicas o geopolíticas, a las que enseguida me referiré.

La señora presidenta de la Nación y el señor canciller han sido muy explícitos al separar el valor reparatorio que tiene este memorándum para las víctimas y sus familiares de la cuestión geopolítica, lo cual me parece muy correcto e inteligente. Sin embargo, como he escuchado muchas intervenciones que no se refieren a movilizar la causa sino que formulan un planteo ideológico y geopolítico, quiero tratar de encontrar un punto de contacto entre una y otra cosa, que de ninguna manera tiene la intención de incrementar el comercio.

Me parece que el punto de contacto es tratar de dar al mundo, a las partes, a los argentinos, a las víctimas, un mensaje profundamente antiterrorista, un mensaje profundamente contrario al terrorismo.

¿Qué es el terrorismo? El terrorismo es lo peor. El terrorismo es la violación de la ley, la muerte de inocentes, lo imprevisible, la zozobra, lo artero, lo caótico, el miedo; es someter a la angustia a una sociedad, es no respetar en absoluto las normas ni el derecho; es la imprevisibilidad.

¿Hay una sola manera de ejercer el terrorismo? ¿Hay un solo Estado o un solo grupo de Estados que ejerzan actitudes terroristas o apañen organizaciones terroristas? Aquí tengo una diferencia central con la mayoría de las críticas que se han hecho. En mi opinión –no creo estar expresando sólo mi punto de vista, me niego a adherir a una definición “oficial” del terrorismo. Por el contrario, prefiero conceptuar al terrorismo desde los valores que destruye.

En este sentido, cuando el señor diputado Carmona aludió al principio de buena fe, eso fue tildado como naif, pensando que somos ingenuos al querer plantear el principio de buena fe en un acuerdo con un Estado terrorista. Considero que ese concepto es profundamente estratégico. Si hay algo que no puede hacerse al terrorismo es responderle con su propia lógica o hacerle lo que realmente merece. En esta materia la Argentina tiene una experiencia y un liderazgo internacional extraordinarios: en lugar de haber hecho a los terroristas de Estado lo que merecían, se les ha contestado con el Derecho y con las plenas garantías procesales. Por tal motivo, el principio de buena fe, lejos de ser naif, es profundamente estratégico.

¿Por qué digo que prefiero conceptuar al terrorismo desde los valores que destruye y no encapsular a un conjunto de Estados como Estados villanos? Si es por la cuestión de muerte de inocentes, ¿quieren hacer la cuenta de cuántos inocentes se mataron de un lado y del otro?  Si es por la violación a la ley internacional, ¿no habría países que tendrían que desalojar los territorios invadidos, como les ordena el derecho internacional, y no lo hacen? ¿No tendríamos que reconocer el legítimo derecho que tiene el Estado palestino de contar con su territorio como Estado soberano? Si hablamos de la defensa de los derechos humanos fundamentales, ¿qué es la cárcel de Guantánamo sino un centro de tortura internacional?

Desde el punto de vista de las garantías procesales, uno de los grandes valores que representa Occidente, ¿se justifica que un grupo comando detecte a un líder terrorista, lo asesine y arroje al mar? ¿No es eso un retroceso civilizatorio en términos de lo que representa simbólicamente respetar las garantías de una persona? Recordemos que se trata de un terrorista que ellos mismos adiestraron cuando les convenía fortalecer al movimiento talibán contra la invasión de la ex Unión  Soviética.

¿Tiene consecuencias menos graves que en un país hegemónico los conductores virtuales de los drones –aviones sin pilotos que están causando tantas víctimas inocentes  se recluten entre los chicos más talentosos para vencer en un video juego armado por el complejo militar tecnológico de ese país, a fin de que cuando sean adultos estén más familiarizados moralmente con el crimen y el ataque? ¿Es menos grave eso para la ruptura de los valores fundamentales de la civilización humana?

Algunos me podrían decir que aquí se trata de un Estado, y yo contestaría que hay también otros Estados que acaban de desclasificar archivos que indican que el Departamento de Estado financió el golpe a Salvador Allende en el año 1973, en el cual murieron cientos de inocentes por una política de Estado que se tenía para la región.

Entonces, yo quiero salirme del esquema. Soy profundamente antiterrorista. Repudio con todo mi corazón lo que dice el presidente Ahmadinejad sobre el desconocimiento del holocausto o de una agresión al Estado de Israel. Pero me pregunto cómo se garantiza  mejor la no agresión al Estado de Israel: ¿destruyendo a Irán o reconociendo al Estado palestino? Entonces, me niego profundamente a hacer este planteo desde la lógica de que de un lado están los buenos de toda bondad y, del otro lado, los malos de toda maldad.

Lo que es la peor bajeza es el terrorismo, es la peor bajeza moral, pero justamente si hay algo que no se le puede hacer es contestarle desde la misma bajeza. Por eso, cuando a una actitud terrorista se le opone otra del mismo calibre, lo que triunfa es el terrorismo. Como este acuerdo tiene una sola alternativa posible si no es aprobado, que es mantener la inmovilidad de la causa, la pregunta es a quién favorece que esta causa no se mueva.

Alguna línea argumental de crítica es fomentar la sospecha de que Irán no va a cumplir. Por las otras cosas que se dicen sosteniendo eso,  me queda la sensación de que quienes apoyan eso necesitan que Irán no cumpla, porque si Irán no cumple, lo mantenemos encapsulado en el grupo de Estados villanos y eso nos permite mantener una ecuación de poder en Medio Oriente, que es la que fomenta el belicismo, los operativos comando, el comercio de armas y las bases militares desplegadas en los lugares donde están los recursos estratégicos de la energía.

Esa es la verdadera excusa de todo esto; no es que hay un Estado teocrático porque hay Estados teocráticos de diversas religiones.

Para finalizar, si hay algo que va a cambiar el acuerdo es que va a abrir una grieta en una piedra, va a permitir abrir un cauce en un expediente que está paralizado, y el mejor favor que le podemos hacer al terrorismo internacional es mantener la inmovilidad de esta causa.

Por eso, desde esta perspectiva y desde tantas otras que se han sostenido para aprobar este acuerdo, es que desde el bloque del Frente Nuevo Encuentro vamos a apoyar este dictamen.