" CHARLANDO CON HEBE."



Hebe de Bonafini: -Carlos, gracias por venir, contanos un poquito tu historia…


Carlos Raimundi: -Hebe, gracias a vos por permitirme este honor de acompañarte y acompañar a las Madres en este lugar que traspira dignidad. Antes de responderte, quiero decir a los presentes que tengo una sensación corporal que es sentirme pequeño ante tanta grandeza.

Yo estuve en el partido radical, pero nunca me sentí radical. En plena militancia universitaria, en La Plata, reabrimos el Centro de Estudiantes de Derecho, que fue el primero que se recuperó durante la dictadura, y nos sentíamos atraídos por la figura de Alfonsín, abogado de derechos humanos, etc., frente a un PJ que terminó aceptando la autoamnistía de Bignone.

Durante mi primer mandato como Diputado, firmé muchos más proyectos con el Grupo de los Ocho, que integraban Chacho Álvarez y Germán Abdala, que con el bloque radical. Así fue que en 1994 me integré al Frepaso, como una alternativa a la izquierda de los partidos tradicionales. Al poco tiempo, pese a que el Frepaso había crecido desde la fuerte crítica al bipartidismo anacrónico, luego de una dura discusión interna termina asociándose a uno de aquellos partidos tradicionales y formando la Alianza.

El primer año de la Alianza es aquello de lo cual yo me autocritico. Porque apoyé un par de leyes sin leer correctamente que se trataba de un gobierno entregado desde su inicio. Digo esto porque, si bien es cierto que salir correctamente de la convertibilidad no era simple, sí lo era tomar la decisión política de relevar de sus cargos a personajes como Silvani, al frente de la DGI; Pou, al frente del Banco Central; Nazareno, al frente de la Corte, o Barra, al frente de la Auditoría. Y no se hizo. No se hizo porque habían negociado la continuidad con el menemismo, por lo tanto, todas las medidas que tomara iban en la dirección contraria al compromiso electoral asumido con el Pueblo. Cuando Cavallo propone el “déficit cero”, rompimos con la Alianza desde un grupo de diputados del Frepaso, y pasamos a integrar un interbloque con el ARI, en un momento en que Elisa Carrió aparecía como la emergente más clara de la crisis.

Hebe: -¿En aquel momento, dejaste de hacer política por algún tiempo?

Carlos: -No, desde mis comienzos, en otras palabras, desde que tengo memoria de mí mismo, nunca dejé la política. Además, tenía mandato hasta el año 2003, por lo cual me tocó vivir aquellos días de diciembre de 2001 como diputado nacional. La noche del 19 de diciembre estuve en la Plaza, en esa doble condición: la de un político a quien la gente criticaba severamente, y con razón, pero al mismo tiempo sin perder nunca mi conición de un ciudadano común que compartía lo que el Pueblo estaba criticando. Se trata de situaciones ante las cuales nos pone la vida, que no planificamos…

Luego, en ese año 2001 surge aquel ARI que fue una suerte de continuidad de lo que había despertado el Frepaso en su nacimiento. Desde aquel interbloque no votamos ninguna de las leyes del duhaldismo para consolidar el statu quo en favor de los poderosos que se habían aprovechado de los sectores medios y de los más humildes. Me refiero a la llamada ley de bienes culturales para licuar la deuda de Clarín, la pesificación asimétrica que licuaba los pasivos empresarios, la derogación de la ley de subversión económica para que no fuesen sancionados.

Y en ese marco aparece Kirchner. Yo no lo voté, esencialmente porque venía elegido por Duhalde. Pero siempre fui muy respetuoso de su decisión de recuperar la capacidad de la política para interpelar al poder, de aquel “no me van a llevar por delante”, de aquella rebeldía, de aquel corte histórico respecto lo serviles que habían sido los gobiernos anteriores.

El gran eje cultural que cambia -o uno de los grandes ejes- es que se empieza a discutir sobre el poder. Estos tipos –perdón, ‘estos tipos’ son Néstor y Cristina- diferenciaron gobierno de poder, y comenzaron a mostrar al poder en toda su brutalidad. Porque hasta entonces el poder actuaba por detrás. Gobernaba, pero nos hacía creer que quien gobernaba era la política. Entonces, apostaban al fracaso de la política para romper la credibilidad del Pueblo en lo que es su herramienta más poderosa, en un sentido amplio, la única herramienta de que dispone para interpelar al poder. Y ese es un cambio fundamental para la Argentina, por cuanto a partir de allí se instalan nuevos paradigmas.

Hebe: -¿Qué tipo de relación tuviste con Néstor Kirchner?

Carlos: -No lo conocí personalmente, salvo una vez por teléfono, en una nota radial, nunca tuve contacto directo con él, me refiero a un diálogo personal. Sí traté a Cristina, porque tuvimos períodos legislativos en común.

Otro gran mérito de Kirchner es que recupera los símbolos. Lo explico demostrando lo contrario. Pero antes te digo, Hebe, ya que me das la oportunidad, que esto tiene que ver con mi propio proceso personal. No vengo del peronismo, pero desde 1994, en los inicios del Frepaso, convivo con el peronismo, y comienzo a entenderlo, seguramente mucho más tarde de lo que hubiera querido…

Vuelvo a los símbolos. Para hacer lo que hizo, Menem arrasó con los símbolos de la memoria histórica del peronismo. Entregó el manejo de la economía a una multinacional, nombró a la familia Alsogaray y a otros dirigentes del neoliberalismo como funcionarios de su gobierno, y se abrazó con el almirante que había sido el inspirador del golpe de Estado de 1955. Al destruir los símbolos, intenta borrar la memoria histórica, y el sujeto histórico del cambio y protagonista del movimiento nacional y popular se debilita. Kirchner viene a recuperar aquellos símbolos, y con ello, a reconstruir el sujeto del cambio. Es decir, conecta al sujeto revolucionario con un sistema de ideas de izquierda. No es el primero que enarbola esas ideas, pero sí, después de Perón –y con mucha mayor debilidad el breve período de Cámpora- es el primero que las conecta con las masas populares, con los trabajadores, con los más débiles.

Cuando dice: “procedan”, por ejemplo, allí convoca, también, a los jóvenes. ¿Cómo se sentiría convocado un joven para indultar a un genocida, para mantener ‘relaciones carnales’ con los EE.UU. o para cerrar fábricas? Los jóvenes se sintieron convocados a partir de todo lo contrario, cuando se les propuso reconstruir la justicia y la dignidad. Y así se va reconciliando el Pueblo con la política, porque el nudo central a partir del cual se desmanteló el país desde la dictadura en adelante, era despolitizar a la sociedad, mostrarle sólo lo peor de la política para que desconfiara de ella. Y esto de la recuperación de los símbolos y la recuperación de la política, quedan en la memoria, reconstruyen la memoria histórica y colectiva del movimiento nacional, de modo que las conquistas no terminen con el gobierno que las dispuso, sino que se sostengan en el tiempo por estar internalizadas y defendidas por el Pueblo. Y es, especialmente, en esa memoria de los jóvenes, donde esa semilla perdura, donde los derechos siguen siendo derechos a través del tiempo, y el proceso se va tornando irreversible.

Siempre creímos en la agenda de este presente. Desde el primer día de nuestra militancia luchamos por más Estado, por el mercado interno, por la inclusión social, por la independencia financiera, por América Latina unida. Nunca cambiamos, los que cambiaron fueron otros.

Hebe: -Vos hiciste un libro donde proponés una moneda única para el Mercosur…

Carlos: -Sí, en ese libro hablamos de lo que se está haciendo hoy, con la creación del Banco del Sur, de una moneda regional que nos independice del dólar, con la coordinación de políticas macroeconómicas en la mayor parte de la región, con una relación muy fluida entre sus líderes populares.

Volviendo a la pregunta inicial, mi conclusión es que yo nunca cambié. Fueron las estructuras de los partidos tradicionales, fue la corporación política quien claudicó, quien fue cambiando de posiciones. Siempre sostuvimos el carácter público de los aportes previsionales o de Aerolíneas, y jamás habríamos de votar en contra. Siempre apoyamos la ley de medios, desde que presentamos un proyecto en 1990 con el diputado Álvarez Guerrero… ¿Quién guarda la coherencia? ¿El que sigue en un sello aunque cambie de posiciones, o el que se mantiene dentro de una misma línea de pensamiento, y afronta los pasos que sea necesario dar con tal de sostener esos pensamientos?

Hebe: -¿por qué ahora Nuevo Encuentro?

Carlos: -Significa sentirnos parte de este proceso político desde un lugar diferente de la estructura del partido justicialista. Y nos sentimos ante un interrogante, que es a su vez un gran desafío, y es si la etapa que vivimos es un eslabón más en la cadena de gobiernos justicialistas, o si es fundante de una nueva categoría política, hija directa del peronismo, de los mejor del peronismo, cuyo eje vertebrador es, sin duda, el peronismo, pero superadora de la estructura del PJ.

Es decir, si el PJ como estructura termina perdiendo centralidad, a favor de las nuevas expresiones que están naciendo, con protagonistas muy jóvenes, que no llegan a la política a partir del romance entre Evita, Perón y el Pueblo –más allá de la memoria histórica que atesoren de ello-, sino de un nuevo romance, que es entre Néstor Kirchner, Cristina y el Pueblo.

Ahora bien, no tenemos diferencias sustanciales con numerosas vertientes del Frente Para la Victoria, como La Cámpora, Kolina, la Corriente de la Mlitancia, y muchos integrantes del Movimiento Evita. Y nos consideramos una vertiente más de esta construcción. Lo central es para nosotros la agenda transformadora, y no los matices que puedan existir entre estas agrupaciones. Con ellas debemos construir ese nuevo sujeto político, independientemente de su denominación.

Hebe: -Sos, además, docente universitario, y te has ocupado de las relaciones internacionales y de la integración latinoamericana…

Carlos: -Sí, soy y he sido docente de grado y de posgrado en varias Universidades, como la de Buenos Aires, Tres de Febrero, San Martín, y especialmente en La Plata. Hace pocos días me hice cargo de un Instituto de Política Exterior de la Universidad de Lomas de Zamora, desde donde vamos a conectar mucho las decisiones nacionales y soberanas que se están tomando en nuestro país y América Latina con el contexto internacional.

Hebe: -Hablanos un poco de este presente de América Latina, y de esa decisión histórica de rechazar la integración al ALCA.

Carlos: -Esa decisión, realmente histórica, se da en un momento en que converge el hartazgo de los pueblos respecto de la pobreza y los ajustes, con la presencia de líderes populares muy fuertes que interpretan eso y deciden dar pasos audaces, por primera vez en muchas décadas. Los pueblos, al elegir en Chile a una mujer agnóstica, madre soltera e hija de un militar asesinado, o en Brasil a un obrero al que le faltaba un dedo y no había completado el secundario, o en Bolivia a un indígena, o en Paraguay a un ex obispo ajeno a la estructura del Partido Colorado, están emitiendo el mensaje de que están dispuestos a bancar un cambio. Ahora bien, también tiene que suceder que el líder elegido no traicione y esté decidido a dar esos saltos, y en este caso fue así. Veamos que en 2005, cuando se dijo No al Alca, los EE.UU. tenían un presupuesto militar superior a la suma de los presupuestos militares de los siguientes treinta y cinco países del mundo. Y sin embargo se les dijo “No”. Y se trató de un paso trascendental, porque de no haberse dado, nuestras economías hubieran sido arrastradas a la crisis internacional. A veces escucho a compañeros, o ex compañeros con quienes estuvimos juntos en etapas de resistencia a la dictadura o al neoliberalismo, que no se bancan ciertas contradicciones de los procesos de construcción, que parece que no saben vivir en otro lugar político que no sea el de la resistencia, y que, por ponerse enfrente del gobierno nacional, han terminado por ser funcionales a los intereses de la derecha destituyente. Estos compañeros suelen dar por sentado ese No al Alca, o la recuperación de los recursos del ANSES, como si fueran pequeños detalles, y ponen en el centro todo lo que falta o todo lo que ellos harían desde una perspectiva maximalista, sin valorar la importancia tremenda que ha tenido ese tipo de decisiones.

Haber dicho que NO al Alca es un hecho histórico, junto a otros cambios de paradigma como el desendeudamiento y la mayor autonomía financiera, o la recuperación del control político de la economía. ¿Con qué autoridad podríamos reclamar hoy Malvinas, si tuviéramos una misión del Fondo Monetario Internacional todas las semanas monitoreando nuestra economía? ¿Se acuerdan ustedes del nombre del Ministro de Economía de los años de mayor crecimiento durante la Presidencia de Néstor Kirchner? Se llamaba Carlos Fernández, pero no nos acordamos porque en esta nueva etapa es la política la que gobierna a la economía.

Luego vino el conflicto por la resolución 125, que a mi juicio no estuvo bien administrado. Es decir, se trataba de una muy buena medida pero mal administrada políticamente. Es cierto que surgieron en toda su intensidad la voracidad y el salvajismo mediáticos, lo que complejizó aún más el escenario político. Y todo eso llevó, en parte, a la derrota electoral de 2009, sumado a un mal mensaje que fue el repliegue hacia el PJ y las listas testimoniales. A partir de allí, se intensifica la agenda de transformaciones: ANSES, Aerolíneas, Asignación Universal, Ley de Medios, Matrimonio Igualitario, es decir, la recuperación de la iniciativa política por parte del gobierno, como demostración de la importancia y la fuerza política y social que tiene el hecho de tomar grandes decisiones con sentido popular, y como causa del gran triunfo electoral de Cristina en 2011.

Hebe: -¿Qué opinás de la situación que se ha planteado con Moyano?

Carlos: -Moyano no es el dirigente ‘de mis sueños’, yo imagino a otro tipo de dirigente sindical, en término de prácticas cotidianas. No obstante, respeto mucho las posiciones político-ideológicas que ha tenido históricamente, por ejemplo, cuando en los años 90 se separa de los ‘gordos’, forma el Movimiento de los Trabajadores Argentinos, y desde allí enfrenta al neoliberalismo de Menem.

Pero, en estos momentos,  veo como un error llevar una serie de reclamos salariales muy atendibles, al plano de la confrontación política con el gobierno. Lo veo como un error por varias razones. Primero, porque se refiere al sector de trabajadores formales y con sueldos relativamente mayores a los de los trabajadores de sueldos más bajos o con trabajo no regularizado. Entiéndase que jamás diría que lo que gana un trabajador es mucho (siempre hay que ir por más sueldos, uno lo que quiere es que no haya burguesía), sólo lo comparo con las escalas salariales más bajas. Ahora bien, si eso se traslada al plano político, quiere decir que lo que se reclama no es dinero, sino poder. O tal vez, el eje del conflicto sea el manejo de las obras sociales, y entonces, hay que plantearlo de esa manera, y, a mi juicio, de esa discusión se sale con un Sistema Único de Salud Pública. Un sistema que ponga a todos los efectores de salud a disposición de toda la población, es decir, que si por un lado, tenemos un tomógrafo que se financia con un par de consultas de una prepaga muy cara y por otra parte tenemos un aparato que se descompone por sobreuso en un hospital público, lo que tenemos que hacer es poner ambos a disposición de toda la demanda en forma igualitaria. Además, cuando el mayor volumen del presupuesto en salud se destina a medicamentos y alta complejidad, quiere decir que el negocio de esa política no es que el pueblo esté sano, sino que esté enfermo. Es decir, debemos revertir eso en favor de políticas preventivas. Todo esto lleva a una síntesis de las políticas públicas de salud que comprenda las cuatro grandes áreas de prestadores: el hospital público, el PAMI, las obras sociales sindicales y las prepagas. Ese es el nivel, el de las altas políticas públicas, en el que debe situarse la Presidenta en este conflicto con Moyano, cosa que estoy seguro que la Presidenta está haciendo y que seguirá en ese mismo camino, y jamás ponerse a la misma altura.

Otro error de Moyano es decir “la mitad de los votos de Cristina vienen de los ‘niños bien’ y la otra mitad de los trabajadores”, como lo hizo en el acto de Huracán. Me parece que en estos momentos, la Argentina tiene desafíos tan ambiciosos y apasionantes por delante, que lo que hay que hacer es juntar cada vez más, y generar una sinergia entre jóvenes y trabajadores, para no repetir la división de otras etapas históricas, y porque, además, los jóvenes son trabajadores, y el campo popular necesita más y más unión entre juventud y trabajo.

Hebe: -Hablemos ahora de la ley de medios…

Carlos: -A los medios hegemónicos les han cortado algunos negocios muy grandes, y eso les duele. Pero lo que les duele más es que está duramente cuestionado ese lugar donde siempre se pararon y es el monopolio de la formación y de la modelación del pensamiento. En la calle Santiago del Estero al 1000 está la nueva sede de la Facultad de Comunicación Social de la UBA. En uno de sus pasillos hay una especie de mural, con la reproducción de las tapas de Clarín de los principales hitos políticos de las últimas décadas. La primera vez que me paré frente a ellas pensé: ‘claro, con razón una parte de la sociedad argentina piensa lo que piensa…” Porque la manera de interpretar esos hechos de un sector muy grande, muy dinámico, muy formador de opinión, muy formador de poder, como es cierto sector de la clase media argentina, habla por boca de esas tapas. Según ellas, la dictadura era ‘nuevo gobierno’; al día siguiente: ‘muchos países del mundo han reconocido al nuevo gobierno’; y al tercer día: ‘los EE.UU. le han otorgado un crédito para financiarlo’. Esa es la forma que tuvo ese sector de la sociedad de interpretar la realidad. De allí que la rebaja de jubilaciones de De la Rúa haya sido ‘un acto de coraje del presidente’, y no un ajuste brutal; no fue un salvajismo, sino un acto de coraje. Todo esto que ellos fueron modelando sutilmente, imperceptiblemente para muchos, impunemente, eso es lo que se puso en cuestión.

A ver: en números muy gruesos, el planeta tiene hoy alrededor de 7 mil millones de habitantes. De ellos, unas 4.200 millones de personas viven bajo la línea de pobreza. Pensemos en el grueso de la población de China, de la India, en el continente africano y en nuestra América Latina. Y 1.200 millones de Seres Humanos tienen hambre. Cuando menciono esta cifra, uno tiene la tentación de pensar en un gráfico, pero debemos pensar en chicos, que, el día que nacieron, eran ontológicamente iguales a mis hijos. Eran iguales. A partir de ese día, fue la política lo que a mí me permitió vacunarlos y alimentarlos, y a otros no. Y es por la política que nuestros hijos tienen dientes y otros no. Sin embargo, ¿desde cuándo asumimos la crisis internacional? Desde que el lunes 15 de septiembre de 2008, cuando cae Lehman Brothers. Es decir, una sola persona con hambre no es una crisis, pero sí lo es la caída de un fondo de inversión. Hasta ahí llega nuestro estado de colonización cultural. Y frente a ello, la pregunta: ¿las cadenas de medios de comunicación, son ‘independientes’, de esta manera de interpretar, de resignificar la realidad, de que nos movamos con esta escala de valores?

Bueno, eso mismo hay que trasladarlo a la Argentina. Entonces, cuando tenemos la posibilidad de contar con un instrumento como la Ley de Medios, cuyo texto establece una porción de licencias para el sector público y otro para la llamada sociedad civil, eso implica un corte histórico que no nos perdonarán. Y es justamente porque no nos lo perdonarán, que esta batalla no tiene empate posible, esta batalla hay que ganarla definitivamente.

Hebe: -Sin embargo, dicen que la Ley está un poco parada…

Carlos: -Sí, ahí está parado en la Corte el artículo 161. Hay que seguir haciendo mucha presión social sobre la Corte. Yo no manejo información calificada, pero tengo la intuición y el temor de que algunos de sus miembros tengan la intención de compensar esa parálisis de la Ley de Medios con algunos fallos, digamos, ‘populares’, como el del aborto. Tenemos que estar alerta y trabajar muy fuerte sobre eso.

También me he enterado de que hay algunos problemas de gestión en la autoridad federal, por el alejamiento de Mariotto a partir de su cargo en la Provincia, y por el tiempo que se demoró nombrar a su sucesor. Bueno, ahora el sucesor está nombrado, y debe concretarse todo lo que falta.

Hebe: -Vos te acordás lo que yo le dije a la Corte…

Carlos: -Si, me acuerdo perfectamente. Dijiste sin filtro lo que muchos pensamos. Yo sé lo que costó armar esa marcha, y llegamos a la puerta de tribunales, mejor dicho, a la vereda de enfrente. Pero esa misma semana, a Magnetto lo sorprendieron en una reunión en el mismísimo despacho del Presidente de la Corte. Vos denunciaste eso, en tus propias palabras…

Además de todo esto, yo veo una proliferación muy grande de medios alternativos. Esto expresa una militancia no partidaria, que configuró ese 54 % de votos que obtuvo Cristina, a pesar de que en todas las estaciones de servicio del país, en todos los restaurantes y en los bares de los principales centros urbanos y en todas las salas de espera de las clínicas privadas del país, teníamos un zócalo con un único mensaje, separado en distintas noticias: “la Argentina es una porquería”. Y sin embargo, el Pueblo, el país real, le ganó a ese mensaje virtual.

Hebe: -¿Cómo se puede revertir eso?

Carlos: -Habría que darse una política de delivery: distribuir los medios contrahegemónicos en los bares no creo que cueste tanto. Pero el mejor contrapeso es el mensaje que viene desde abajo, de las organizaciones sociales. Es desde allí desde donde se devuelve el mensaje de que no es tan feo vivir en la Argentina como nos dicen los medios más poderosos.

Hebe: -Podemos hablar un poco de la soja…

Carlos: -Mirá, Hebe, un poco por mi forma de ser y otro poco por la experiencia acumulada, me siento lejos de los discursos fundamentalistas. De un lado y del otro. Es decir, no creo que los nuevos métodos de siembra sean infalibles y no traigan ninguna consecuencia, y tampoco creo que nos vayamos a morir de cáncer mañana. Detrás de ambas cosas hay intereses. Opino que tenemos que darnos un proceso de mucha información e investigación, como ocurre con la minería y otras materias pasibles de gran incorporación de nuevas tecnologías. La salida es avanzar hacia la rotación de cultivos, la diversificación de la producción primaria, la apertura hacia las múltiples oportunidades que brinda la ganadería. Es decir, superar el monocultivo. Pero sepamos que esto no vamos a poder lograrlo de hoy para mañana, sino que habrá que trabajar en la interface hacia esa diversificación gradualmente, por la sencilla razón de que muchas de las políticas que defendemos, como la asignación universal, los incentivos fiscales a la producción, los créditos del bicentenario, entre otras, se financian con las retenciones a la soja y los altos rendimientos que proceden de la siembra directa. A esto me refería cuando hablaba de lo inconveniente de plantear posiciones extremas.

Otro punto que me parece importante mencionar con relación a este tema, es la aparición de un nuevo sujeto rural, conformado por los movimientos campesinos de base, los sectores de la economía familiar, los productores frutihortícolas, los quinteros, las cooperativas de trabajo rural de base, que son quienes efectivamente ‘ponen los alimentos en la mesa de los argentinos’. Mientras que aquellos actores representados por las entidades tradicionales, que durante el proceso de la resolución 125 conformaron la mesa de enlace, representan a aquellos propietarios cuya ganancia se vincula con el aspecto financiero de la producción rural, y no solamente con lo estrictamente productivo.

Y, si me permitís, un punto más, ahora referido a los nuevos sujetos que se están incorporando a través de este proceso político. Me refiero a las nuevas generaciones de universitarios que se incorporan a partir de las nuevas Universidades Nacionales y populares del conurbano, que imparten, además, nuevas carreras vinculadas con el mundo productivo de cada una de sus áreas de influencia. Por ejemplo, deberían incrementarse los centros de producción pública de medicamentos, y antígenos, de modo de reducir fuertemente sus precios, tanto en el mercado privado como en los planes de salud y en la provisión a los hospitales públicos. Con los agroquímicos, debería pasar lo mismo, en la medida que incentiváramos los aportes de los Institutos de transferencia de tecnología como el INTA, el INTI, etc.

En todo esto también hay de por medio una gran batalla cultural, donde, Tecnópolis constituye un ejemplo, al conectar una iniciativa como el acelerador de partículas con el sujeto social más necesitado, pero que a partir de este tipo de actividades entra en contacto con la ciencia y la tecnología. O cuando mi hija Valentina, estando en 6to. grado de la escuela primaria, en un establecimiento público de La Plata, visitó la exposición de 200 años de economía argentina en la sede de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en Av. Córdoba y Uriburu, de Buenos Aires. Allí se se los pone al tanto, con ejemplos simples, de nuestra historia de dependencia económica y financiera, y del valor de tener una política industrial propia y autónoma, de lo cual muy difícilmente se olviden.

Un último ejemplo: habitualmente, son los sectores más acomodados de la sociedad los primeros beneficiarios de los saltos de tecnología como fueron el minicomponente, el vhs, los celulares, el dvd o el blackberry. En el caso de la TV Digital, sus primeros beneficiarios son los sectores más vulnerables, como los jubilados, o quienes reciben la asignación universal. En lugar del aprovechamiento de la elite del salto tecnologíco, la apropiación social. En fin, son pequeñas grandes batallas, en pos de la ampliación de derechos y la democratización social, cuyo valor a veces no percibimos por ser contemporáneos de ellos.

Hebe, te estaré eternamente agradecido, al igual que a Pedro Lanteri, por la oportunidad que me han dado en La Voz de las Madres, y por este encuentro de esta noche, tan importante para mí. Muchas gracias.-