El ex diputado nacional Carlos Raimundi aseguró que hay que “correr la grieta” y cuestionó las medidas económicas del Gobierno: "Ven la movilidad social como una anomalía", lanzó.

El ex diputado nacional y dirigente del Partido Sí, Carlos Raimundi, aseguró que "el de Macri es un Gobierno claramente oligárquico", pero pidió "correr la grieta", porque "no hay un 51 por ciento de oligarcas en el país".

El mundo desarrollado hizo pagar el precio de su desarrollo a los países dependientes y periféricos, y por eso nosotros llegamos a crisis similares con antelación. Más que causarnos perplejidad el resultado del referéndum británico, lo raro hubiera sido que el deterioro no repercutiera en la estructura política europea. El desenfreno por la acumulación financiera de las élites de poder hace que hoy la crisis repercuta en las periferias del centro. De aquí la necesidad de recrear líneas claras de acción, dotadas de mucha firmeza, como lo es fortalecer el vínculo con aquellos bloques políticos que reniegan de este modelo de enajenación de la política en favor de los mercados financieros.

 Por Carlos Raimundi*

(para La Tecl@ Eñe)

En la Europa de posguerra confluyeron dos factores para ayudar a su veloz reconstrucción. La enorme inyección de dólares del Plan Marshall, y la coincidencia en el tiempo de varios líderes nacionales con gran visión estratégica. Aquella Europa occidental que legó algunos valores a América Latina, supo tomar decisiones trascendentales. En primer lugar, no volver a ser teatro de operaciones de una guerra. Tampoco estuvo dispuesta a carecer nuevamente de alimentos, a partir de lo cual instauró su política agropecuaria común (PAC), el subsidio de productores y productos propios que todavía padecemos como traba a nuestras exportaciones. Desarrollarían, además, democracias liberales con sentido social. Y explotarían sus principales recursos con un criterio de unidad, del cual surgieron sus primeros acuerdos sobre el carbón, el acero y la energía nuclear, como prolegómeno del Mercado Común que crearían pocos años después.

Publicada en Telesur TV.

Si al terrorismo se lo asocia, por ejemplo, con la muerte de inocentes, contemos entonces cuántos inocentes murieron con el estallido de las bombas atómicas en Japón en 1945.

La muerte de una persona, bajo cualquier circunstancia, es un hecho doloroso. Con más razón, nos conmueve la muerte de decenas de personas que trabajan, que son civiles, inocentes, alejadas de toda vocación de conflicto. El mundo está cansado de la apelación a la violencia, al llamado choque de civilizaciones, para resolver litigios que mejor deberían encauzarse a través del diálogo y de la comunicación. El camino civilizado que la Humanidad tiene para encaminar las tensiones y los conflictos de intereses, es la política. De este simple concepto surge mi condena profunda, categórica, a todo acto terrorista; condena que no admite relativismo alguno. Seguramente, la mayoría de los Seres Humanos coincidimos en que estos actos no caben en ninguna racionalidad.     Y esto está dicho con la intención de que gobierne todo este trabajo, y que por lo tanto no tenga necesidad de repetirlo.

Nota a Carlos Raimundi en el programa "No es lo que parece" de Carlos García Lacamara.

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