Divide y entenderás

Con casi 100 días de conflicto, más allá de las intenciones de acercamiento que se quedan en eso, se podría decir que las posiciones de Gobierno y campo no se han modificado. ¿Pero todo debe ser entendido en la lucha de dos sectores?

Para el diputado del ARI Carlos Raimundi, ninguna de las partes es un compartimento estanco y están a su vez conformadas por diversos puntos de vista y grupos en disputa por una parte del poder. De todas maneras, aseguró el legislador, por ahora nadie lo representa cabalmente como ciudadano.

N&P:- ¿Cómo se explica este presente del país?
C.R.:- Es muy difícil hacer un análisis racional de tanta irracionalidad, porque la Argentina está ante una situación inmejorable. Solamente la brutalidad política pudo haber convertido una situación de contexto económico bueno, de una oposición desarticulada, de un Gobierno que hace tres meses tenía una legitimidad muy fuerte, en una crisis por pensar en otra sintonía distinta que la sociedad. La gente necesita trabajar, producir, aprovechar esta oportunidad. Y el Gobierno está pensando en términos de pulseadas políticas. A veces estoy de acuerdo con algunos puntos que plantea el Gobierno, pero lo hace en un tono de tanta confrontación que termina invalidando las cosas correctas que pueda plantear.

N&P:- Desde el ARI no se han identificado con el planteo del campo, ¿es así?
C.R.:- Es así, porque vemos que ahí también hay cosas muy cruzadas. Acá el problema serio de la Argentina, desde el punto de vista político, es que estamos cayendo en una polarización que no es real. Y se da otra vez como en otras etapas de nuestra historia. De un lado tenés el acto de Salta, con un sujeto social que a mí me gustaría representar, pero que subjetivamente se siente peronista y se sienta a defender a un Gobierno que cuando uno se pone a escarbar un poquito, no hace política de distribución de ingreso.

N&P:- Pero el Gobierno sostiene que las retenciones son para mejorar la redistribución…
C.R.:- En esencia, cuando uno mira hacia dónde van los subsidios, hacia dónde van los beneficios fiscales y cómo se está formando una nueva oligarquía empresaria, ahí uno se da cuenta que no hubo redistribución del ingreso. Ahí lo que hubo fue derrame por una fuerte recuperación económica, que como está vinculada a la exportación, hubo derrame en el empleo formal. Pero eso no es distribución del ingreso.

N&P:- ¿Y qué es lo que observan en el sector del campo?
C.R:- En el acto de Rosario tuvimos a los productores reales, que indudablemente hay que respaldarlos y trabajar por las medidas que necesitan. Pero el problema es que están en el mismo bloque con los inversores agropecuarios, que esos sí que no tienen nada que ver con la producción. Esos hoy invierten en soja, ayer invirtieron en privatizadas. Y el problema es que están juntos, que hay una oposición que no dice nada y que se monta a este conflicto para posicionarse políticamente. Entonces, el país está en este momento en una dicotomía donde no me siento representado por ninguno de los dos sectores. Ni por la locura de Kirchner ni por la Sociedad Rural. Me gustaría dividir la paja del trigo de los dos grupos.

N&P:- ¿Se puede seguir hablando de la Sociedad Rural en los términos en los que se hacía antes?
C.R.:- No, en esos mismos términos no, pero por razones sencillas. La Sociedad Rural significaba una cosa cuando la tenencia de las tierras hace 100 años estaba en 600 familias. Ahora nomás, con todo el derecho sucesorio que hay ahí, ya no existe una oligarquía de 600 familias. Pero no me refiero a eso. Me refiero a los miembros de una oligarquía que sigue existiendo, que no necesariamente coincide con la Sociedad Rural, pero que ni siquiera sabe dónde está el campo. No sabe ni cuándo se cosecha, lo que sabe es cuándo liquida la bolsa de Nueva York.

N&P:- ¿Y cómo se hace para separar?
C.R.:- Lo que pasa que con este paro, la Federación Agraria y los que le han puesto mucha resistencia a la dictadura y demás, le ponen la militancia. Pero el proyecto económico y político, si se desgasta esto, se lo ponen los otros. Que son los mismos que ahora invierten en el campo, pero en los ‘90 no salían a las rutas, no porque el campo estuviera mejor sino porque la plata la hacían en otro lado. Ahí es donde quiero dividir, porque me niego a discutir este país como lo plantean algunas placas partidas de televisión, que simplifican en Gobierno contra campo. No todo el Gobierno es igual ni todo el campo es igual.

N&P:- ¿Es posible hilar tan fino?
C.R.:- Me doy cuenta que a los grandes medios les conviene el Boca-River porque vende más. La foto del acto de la cancha de Almagro es lamentable, nos remite a un país donde de nuevo una de las columnas vertebrales es el PJ, la burocracia sindical, lo que ya sabemos. Ahora, la foto del Senado de cuando hacen esta audiencia pública con Carlos Nair Menem, Ikonicoff, Patricia Bullrich y algunos socialistas que le dan la pátina progresista, la verdad, a mí tampoco me representa.

N&P:- ¿Y qué espacio queda?
C.R.:- Noto que muchos periodistas que llamaban a la cordura y la racionalidad, a los espacios políticos que planteamos eso mismo, no nos llaman. Sé que no vende, sé que hay toda una lógica alimentada por el Gobierno y la oposición y algunos medios. Si todos van a admitir que el Estado tiene capacidad para regular la actividad económica, porque yo creo que detrás del reclamo hay una concepción profunda de dejar todo librado al mercado otra vez.

Orden de responsabilidades

Si bien es lógico que para que no haya un arreglo en una negociación tiene que haber dos que no acuerden, también es cierto que siempre hay uno que tiene más responsabilidad que otro por una cuestión de autoridad y lugar de poder. Para el economista y legislador del proyecto Sur, Claudio Lozano, en este el conflicto Gobierno-campo, la mayor responsabilidad la tiene el Gobierno. “No se puede establecer una paridad de responsabilidades. En cualquier conflicto, hasta en el más elemental y familiar como puede ser entre un padre y un hijo, quien tiene más autoridad es quien tiene más responsabilidad a la hora de resolverlo. Aquí, quien tiene más autoridad es el Gobierno nacional, es el que tiene la capacidad institucional de resolver esto y es una barbaridad que porque no le haya gustado lo que algún dirigente haya dicho se haya interrumpido la oportunidad de encauzar institucionalmente un problema de esta naturaleza”, explicó.
En ese sentido, el economista tampoco encontró explicaciones para que, habiendo un Estado que cuenta con recursos para encarar un tratamiento diferenciado para los pequeños o medianos productores, y que al mismo tiempo tiene la posibilidad de usar recursos para promover aquellas actividades que se ven en situaciones críticas, como pueden ser la ganadería, los lácteos o las economías regionales, tampoco lo haga.
Lozano aseguró no saber quién es el culpable de esta dilación y subrayó que es un verdadero disparate que no expresa buena parte de la voluntad de la sociedad argentina, que lo que quiere es que esto se resuelva. Expresó: “hay una pérdida de una mirada inteligente sobre lo que está presente en el problema agropecuario argentino, que no es solamente un problema nacional o local, sino que tiene que ver con una coyuntura mundial en que se están desplazando tierras y cultivos para remplazar hidrocarburos”.
“Esto que por un lado presenta una perspectiva positiva para nuestro país, como es la suba de los precios de las materias primas, aunque también pone en marcha un conjunto de tendencias que son sumamente riesgosas y que si no hay políticas públicas claras en ese sentido tienen la posibilidad de complicarnos la vida”, concluyó el legislador nacional.
 
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