ALGUNOS POR QUÉ DE LOS RESULTADOS DE LAS PRIMARIAS (enlace Revista "2010" http://www.revista2010.com.ar/noticia.php?id=310 )

Carlos Raimundi, referente de Nuevo Encuentro, analiza los resultados de las primarias del 14 de agosto y crítica el mensaje alarmista y destructivo de los medios hegemónicos.

Las primarias del último 14 de agosto deben analizarse desde una perspectiva nada sofisticada. Un resultado tan contundente se apoya, básicamente, en una mejoría general en la situación de millones de argentinos, en contraposición con el mensaje alarmista y destructivo de los medios hegemónicos que diseñaron la campaña negativa de la oposición.

No había sensación de fin de ciclo. Y es por eso que fue imposible la unión de la oposición. No se trató únicamente de su consabida incapacidad, sino de que no existe un reclamo de tal unidad por parte del pueblo.

De haber sido real ese “clamor popular”, no hubiera tardado en concretarse dicha unificación del liderazgo opositor. Las cosas son más simples de lo que se piensa, y a veces, lo que parece la estrategia más astuta, choca con la voluntad mayoritaria de un pueblo que no está dispuesto a aceptarla.

Esa es la razón por la que no cuajó la estrategia urdida por el poder de obligar a la unión entre el hijo del Dr. Alfonsín y De Narváez. Es porque el grueso de la población la interpretó sólo como un manotazo para destruir lo que hay. Si el clima predominante hubiera sido –como en otras ocasiones- la necesidad de sacar a un gobierno, se le hubiera encontrado a esa unión artificial, sus aspectos más positivos. ¿Qué, si no eso, fue la Alianza en su momento? Y por eso, además, no vale la pena que el poder los “rete”, como lo está haciendo, porque seguirá chocando contra la muralla de la voluntad popular de mantener un ciclo histórico.

La gran irritación, la denominada “crispación” por parte de los medios hegemónicos y sus periodistas y políticos serviles, no proviene de una actitud del gobierno, sino de la exasperación que causa en ellos, la presencia de un gobierno que no está dispuesto a humillarse ante sus intereses corporativos. Esta es la gran diferencia respecto de las últimas décadas políticas de la Argentina. Es que, hasta hace no mucho tiempo, el pensamiento que hoy podríamos rotular simplificadamente como “de Magnetto”, erigido desde el pedestal impoluto de la “objetividad”, tenía el poder suficiente como para convertirse en el estado de ánimo de la mayoría. Hoy, en cambio, los vicios de ese poder han sido desnudados, y aparecen ante la opinión pública como lo que son: un cúmulo de intereses políticos y económicos tan sesgados como los de cualquier otra agrupación partidaria. Por eso, la persistencia de los títulos negativos que buscan generar un clima de dramatismo en un país que no se siente así por más que ellos lo quieran imponer, hoy le resbala a una parte muy importante de la población, que se ha dado cuenta, gracias a los intensos debates generados a partir de la ley de medios, de que esos titulares no se diferencian en absoluto, de ningún otro folletín partidario.

Esto también explica el por qué las listas del oficialismo triunfaron en las provincias con una fuerte sociología rural. Dos observaciones al respecto. La primera, hubo presencia de políticas públicas. De otro modo no encontraría justificación la designación del ministro de agricultura al frente de la lista de diputados nacionales, si éste no hubiera desplegado medidas concretas para el agro, que terminaron por desarticular a la “mesa de enlace” entre sus propios miembros, y a divorciar a éstos de los intereses concretos de sus bases. No hay que olvidar el ínfimo porcentual de votos obtenido por Mario Llambías.

La segunda observación también tiene que ver con la ley de medios. Es que el debate generado a partir de ella hace que una parte cada vez más importante de nuestra sociedad distinga que la “mesa de enlace” y los intereses que ella representa, junto con los dos diarios más tradicionales, son quienes financian –y a su vez se favorecen- de los negocios de esos afamados eventos sociales que son las grandes ferias y exposiciones que se realizan anualmente en alguna localidad del interior del país. Al tomar conciencia de ello, los pueblos agropecuarios ya no toman las expresiones de esos supuestos dirigentes, como la voz de los productores, sino como parte de ese entramado de intereses financieros y oligárquicos.

A esto hay que agregar los dichos de Biolcatti, en la inauguración de la última Exposición Rural, cuando dijo –refiriéndose al gobierno- que “quien ataca al ‘campo’, ataca a la Argentina”. Qué significa eso, sino creerse, él mismo, dueño de ‘el campo’. Y, a ese ‘campo’, pensarlo como el dueño de la Argentina? Se trata, en todo caso, de otro de los mitos fundadores de la Argentina primarizada y oligárquica, que está siendo derribado.

Otro elemento de análisis está dado por la distancia entre el planteo doctrinario elegido por la Presidenta en sus palabras ante quienes celebraban el triunfo el propio domingo por la noche. Cuando bien podría haberse limitado a un saludo de celebración, prefirió, sin embargo, hablar de la democracia económica, en contraste con el planteo naif del hijo del Dr. Alfonsín, que gritaba desaforadamente que los resultados pueden ser reversibles. O frente a la continuidad del discurso fascista del ex gobernador Duhalde, cuando apeló a una expresión siniestra y sensible a nuestra memoria histórica, como lo es la expresión “organizaciones subversivas”.

Y, por último, las repugnantes expresiones de Ernesto Sanz, cuando afirmó casi textualmente que de confirmarse la tendencia del voto del 14 de agosto, la Argentina entraría en el esquema del “peligro institucional”. Es alevoso que, en nombre de un partido de origen popular, se sostenga que a mayor pronunciamiento popular, mayor peligro institucional. La historia trágica de nuestro país indica precisamente lo contrario, es decir, ha sido para reprimir violentamente el pronunciamiento del pueblo, que se acudió a las sucesivas rupturas institucionales, con sus terribles resultados.

Finalmente, lo profundo que creo ha calado la consigna “para todos” en el inconsciente colectivo, es decir, más allá de su racionalización o no. El “para todos”, que comenzó con el fútbol pero siguió con otras políticas activas del gobierno, es una construcción de sentido muy profunda, a la que podría resumirse en “¿por qué para otros sí y no para mí?” Este sentido profunda, pero simplificadamente inclusivo, también tuvo que ver en la generación de un clima de cierto horizonte, de cierta mejoría social, causante principal de los resultados electorales del último 14 de agosto.