Publicado en Diario Clarín. Martes 9 de octubre
Opinión. DEBATE.

El problema de la oposición no es que esté dispersa, sino que no ha sabido construir una fuerza política y social que inspire confianza.

En muchos casos, el Gobierno se torna enemigo de sí mismo, al desaprovechar el inmejorable marco de condiciones para dar un salto hacia el despliegue económico, social, institucional y moral de la Argentina. Es increíble la miopía que demuestra para situar temas cruciales como la energía y la inflación como políticas de Estado, de modo de sustraerlas de lo electoral.