El modelo de acumulación, la relación con las grandes cadenas de medios internacionales y las decisiones de los gobiernos de la región.

De un lado, una porción del capital dispuesto a financiar proyectos de desarrollo encarnados a partir de la injerencia estatal, y del otro lado los grandes conglomerados, con políticas duras que intentan destruir la estatalidad. ¿En miras de cuáles objetivos? En miras de sostener un modelo de acumulación que ha llevado a que las 85 fortunas personales más importantes del mundo concentren más recursos que los 3500 millones de personas, esto es, el 50% más pobre de la población mundial. Un modelo de acumulación, que, además, está en plena crisis productiva, y por lo tanto necesita trasladar a los países del Sur –una vez más– el costo de su crisis. Un modelo que si tuviera que ser dibujado en sendas láminas, haría coincidir con una similitud asombrosa las áreas con mayor presencia de yacimientos energéticos con aquellas áreas de mayor despliegue de bases militares de ese poder más duro que vincula lo financiero con las armas y el petróleo.

Un modelo que, a partir de su conexión directa e imprescindible con las grandes cadenas de medios internacionales, nos ha hablado de movimientos populares supuestamente libertarios, englobados en lo que bautizaron como "primaveras árabes" en lucha contra dictadores autoritarios, cuando en realidad se trataba de la lisa y llana contratación de sicarios y mercenarios para terminar con la estatalidad que controlaba los recursos energéticos de aquellos países, como Libia, Irak, Egipto, y recientemente Siria, Irán, Venezuela y Ucrania. Todos estos procesos de desestabilización están guiados por el mismo hilo conductor: la ruptura de los poderes estatales en pos del control privado de los recursos. De modo de asimilar a Medio Oriente y a América Latina a esa África olvidada, sin Estados, sumergida en disputas tribales mientras las empresas la expolian de sus recursos, y donde ha aparecido un nuevo actor económico que son las inversiones chinas.


LAS DECISIONES QUE HAN TOMADO AMÉRICA LATINA Y LA ARGENTINA EN PARTICULAR. La situación argentina no es ajena a este marco internacional. El caso de los fondos buitre no se trata de una mera disputa entre un juez que está loco contra el resto de la humanidad que sí está en sus cabales. Es una disputa por cómo se va a desarrollar el mundo, quién va a usufructuar de los recursos naturales, si las soberanías estatal-populares o el capital privado trasnacional.

A través de dictaduras adeptas o de gobiernos civiles serviles, América Latina había cumplido históricamente un rol funcional a los intereses foráneos implicados en esta disputa. En cambio, a partir de comienzos del siglo XXI, la eclosión social devenida de diversas crisis desatadas en la región, en convergencia con la aparición providencial de un puñado de líderes populares que supieron interpretar el hartazgo y la voluntad de cambio de sus pueblos, puso un corte histórico a esa relación complaciente con los poderes fácticos.

En noviembre de 2005 la región rehusó integrarse al ALCA, el proyecto estratégico de mayor envergadura que el gobierno de George Bush le tenía reservado, desacoplándose de manera sabia y anticipada al desplome del capitalismo mundial que sobrevendría tres años después. En la Argentina en particular, este proceso de autonomización financiera se completó con los dos tramos del canje de la deuda privada, la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, y los recientes arreglos con el CIADI, Repsol y el Club de París. Es decir, no sólo desendeudamiento sino autonomía del sistema financiero internacional, lo cual rompe con el mito fundador del sistema, que sostiene la inviabilidad de todo aquel país que no se amolde a sus condicionalidades. A lo largo de todos estos últimos años, la Argentina no sólo se sobrepuso a dicha premisa, sino que cumplió puntualmente con los compromisos asumidos a la salida del default, lo cual evitó las conocidas crisis financieras y/o políticas del sector externo. Y lo hizo mientras sostenía –y sostiene– en paralelo, un modelo sustitutivo de importaciones, que promueve la aplicación de estímulos fiscales para sostener actividad del mercado interno, el consumo popular y la inclusión social.

A esto se añade otra medida trascendental; el cambio de paradigma energético a partir de la recuperación de YPF. Hasta entonces, el petróleo se consideraba un commodity destinado básicamente a la ganancia empresaria de Repsol, a raíz de lo cual se secaron los pozos de gas y petróleo, se interrumpió la exploración y se sostuvo el giro de utilidades al exterior de modo de renovar el proceso en los pozos más jóvenes de otras áreas del planeta. A su vez, esto profundizó el drenaje de divisas porque se debieron abastecer los requerimientos del crecimiento industrial y del consumo de los particulares con importación de energía. El remplazo de este paradigma por el de "petróleo = palanca de desarrollo", reorientó el reparto de ganancias hacia la inversión productiva y revirtió la curva importadora. En materia energética, la Argentina ha encontrado nuevos yacimientos de petróleo convencional, proyecta la exploración de su plataforma marítima, sus reservas de petróleo no convencional y gas de esa misma condición, además de atesorar una ingente reserva de litio y nuevos minerales, y una inmensa reserva de agua dulce y biodiversidad. 


Segunda parte

 El siguiente párrafo fue omitido por error, cuando se publicó la segunda parte de este trabajo de Carlos Raimundi y corresponde al final de la entrega.

"La segunda fuente de financiamiento de la revolución tecnológica del Norte fueron las deudas externas contraídas por las dictaduras latinoamericanas, al calor de la Doctrina de la Seguridad Nacional y el terrorismo de Estado. En definitiva, aquella disputa del excedente económico de posguerra fue ganada por el capital financiero trasnacional por sobre todo el clima de movilización y participación social de la época, y ello marcó el rumbo que tomaría el sistema de poder a nivel mundial a partir de esos momentos.


Enlace: http://tiempo.infonews.com/2014/08/06/editorial-129709-la-dimension-planetaria-del-conflicto.php