Columna de hoy en 7.0

Hay una década ganada y hay que construir la década que viene
Por Carlos Raimundi

Hay una década ganada, y hay que construir la década que viene. Luis siempre hace alusión a un listado de entre 400 y 500 medidas que marcan los avances dela última década, pero yo las voy a englobar.

Las medidas que elevaron estructuralmente el nivel de conciencia democrática pública, más allá de sus consecuencias específicas. La primera fue la política de derechos humanos y el hecho de que hoy hay toda una sociedad que tiene plena conciencia de que la dictadura no se trató de un fenómeno puramente militar, sino que hubo un brazo militar para poder servir a un proyecto de concentración económica y disciplinamiento social. Es un salto de calidad muy grande que se ha hecho en estos años, francamente extraordinario. La ley de medios, es la otra iniciativa que va en ese sentido. 

Luego están las medidas que afianzaron nuestra autonomía financiera: el rechazo al ALCA, la recuperación de los fondos previsionales, la recuperación de YPF y todo el circuito de desendeudamiento: FMI, canje de la deuda privada, Club de París, Ciadi. 
Luego las políticas de inclusión social y de incorporación de derechos, donde están las grandes leyes por la identidad, la diversidad, el género; la AUH, el Plan PROCREAR, el plan PROGRESAR, las leyes que recuperan derechos para los trabajadores rurales y los trabajadores y trabajadoras de casas particulares.



A partir de todo esto, comienza a cumplirse una afirmación de Alejandro Dolina: “el mejor peronismo encierra en sus propias virtudes el germen de su desaparición”. ¿Qué quería decir con esto? Que la clase media, o al menos cierta parte de ella, ha sido tradicionalmente hostil al peronismo. Y el peronismo con estas políticas crea clase media, por lo tanto, prepara su propia extinción”. 
De aquí que sea tan importante añadir la agenda de la segunda década a todos aquellos que fueron incluidos durante la primera. Y desterrar, pulverizar, la idea de fin de ciclo. 


Bajo los liderazgos de Néstor y de Cristina se obtuvieron estos progresos. Y es a partir de ellos que se genera una nueva agenda, pero que nos pone frente al desafío de trasponer los límites estructurales con que se ha topado este proceso histórico. ¿Por qué? Porque se ha aumentado mucho el salario al trabajador de Arcor, pero esa sola empresa sigue explicando el 78% de los enlatados de este país. Y se le puede haber cobrado más impuestos a La Serenísima, pero esa empresa explica más del 50% (y con Danone el 80%) de la comercialización de lácteos. Es decir, hemos hecho políticas de distribución del ingreso, pero no se tocó todavía en toda su profundidad la matriz de la distribución de la riqueza, que tiene que ver con la propiedad, con la concentración. Precios Cuidados es una medida muy buena, pero ataca a la consecuencia. El origen es la concentración. 

En un determinado momento, nos encontramos con la necesidad de tocar la concentración. ¿Por qué? Porque vivimos una especie de paradoja: cuanto más crecemos tenemos más salida de dólares, en insumos y bienes de capital y en importación de energía. No pudimos modificar a fondo la matriz energética y tampoco modificar la matriz extranjerizada de los grandes centros de producción, comercialización y exportación.

Hay que tocar la renta. Y una de las rentas que hay que tocar es la de la tierra. Esa es la diferencia entre los modelos que se debatieron en Gualeguaychú. De un lado las patronales del campo, que añoran la Argentina del Primer Centenario, la argentina agroexportadora. La argentina que estaba séptima en el ranking mundial, pero donde menos del 10% de sus habitantes terminaba el ciclo educativo. La argentina que tenía mucho, pero lo acumulaba entre muy pocos. Del otro lado, la argentina popular, con unidos y organizados. 

Ellos pretenden bajar retenciones. Nosotros defendemos la participación cada vez mayor del estado tenemos que defender la participación cada vez mayor del Estado, en esa renta. ¿Por qué? Porque una parte de esa renta, corresponde al propietario, Pero la mayor parte de esa renta no deriva del trabajo del propietario, sino de una coyuntura internacional que ha elevado los precios sideralmente, y de la fertilidad sin igual que le ha dado la naturaleza a las tierras argentinas. Esa parte de la renta que responde a factores ajenos al productor, se denomina renta extraordinaria y pertenece a todos los argentinos. De allí que es necesaria la intervención del Estado para su redistribución.

Agrego un último punto, no solo la actividad agropecuaria es la que acumula mayor excedente por las razones dichas, sino que además ensanchan su tasa de ganancia achatando el costo del trabajador rural, porque pagan trabajo esclavo. Tal como lo demuestra la causa judicial, del presidente de la Sociedad Rural, Luis Etchevehere.

En las próximas columnas seguiremos analizando, otros aspectos de la distribución de la riqueza que el proyecto popular necesita afrontar. De lo contrario estos límites estructurales de nuestra matriz productiva y de comercialización extremadamente concentrados, afectaran la continuidad y profundización del modelo.