Por Carlos Raimundi*
Hace 4 meses, nadie hubiera previsto que hoy estaríamos como estamos. En un marco económico sobresaliente, legitimidad política y oposición desarticulada, sólo la brutalidad política del gobierno pudo generar la crisis más evitable de nuestra historia. Mientras se necesitaba apertura, institucionalidad, diálogo y trasversalidad, se obstinó en repetir la lógica de “amigo-enemigo”, de redoblar apuestas y arrodillar al oponente.
Ayer, 25 de Mayo, hubo en Salta mucha gente de bien. Pero al servicio de un gobierno cuyo error de cálculo le está infringiendo una fuerte derrota política: primero, por confrontar de igual a igual con un sector; segundo, ante la falta de políticas segmentadas, unificó a los productores reales de la Federación Agraria, con quienes no se vinculan al campo desde lo productivo, sino desde lo financiero, como la Sociedad Rural. Tercero, por plantear una disyuntiva falsa: si exportamos no alimentamos al pueblo y si alimentamos al pueblo no exportamos, cuando, con políticas correctas, la Argentina tendría un desempeño excelente en ambos rubros. Con capacidad de abastecer a 400 millones de personas, generaríamos el excedente suficiente para garantizar la calidad alimentaria de nuestro pueblo, a precios accesibles a su poder adquisitivo.
Del otro lado, en Rosario, también mucha gente de bien. Pero al servicio de figuras que ganan mucho, mucho dinero, y sin embargo fogonean el paro poniendo a la gente de rehén. Que declaman querer dialogar, pero en lo profundo necesitan que el conflicto siga porque de lo contrario dejarían de aparecer en televisión. De ese mismo lado, una oposición que, ante su propia ineptitud, se monta en un reclamo en parte legítimo, para reposicionarse políticamente; una oposición que no sabría cómo controlar la inflación, pero que apuesta a que la inflación se dispare y el paro se prolongue indefinidamente, para crecer en votos.
De un lado, la temible foto del acto que reedita el semblante del PJ tradicional. Del otro, la temible foto que junta a Carlos Nair Menem con Moisés Ikonikoff y Patricia Bullrich, a quienes sólo reúne el rencor. Ya no la unión cívica, sino la coalición cívica, pero reeditando el enfoque del partido radical de la realidad. Y, como en otras etapas de nuestra historia, algunas pinceladas de socialismo. En la medida que el sostén político del país sigan siendo, en esencia, el PJ y la UCR, aunque camuflados bajo otros nombres, no habrá forma de que el futuro deje de parecerse al pasado.
En un marco de condiciones internas e internacionales inmejorables, el 25 de Mayo debió simbolizar una gran política de Estado que lanzara a la Argentina al mundo, y, sin embargo, convocó de un lado, desde la soberbia y la prepotencia; del otro, desde el gorilismo y el rencor. Ante una oportunidad histórica, falta la dirigencia lúcida que necesitamos para aprovecharla.
* Diputado Nacional por el Espacio “SÍ”
Ayer, 25 de Mayo, hubo en Salta mucha gente de bien. Pero al servicio de un gobierno cuyo error de cálculo le está infringiendo una fuerte derrota política: primero, por confrontar de igual a igual con un sector; segundo, ante la falta de políticas segmentadas, unificó a los productores reales de la Federación Agraria, con quienes no se vinculan al campo desde lo productivo, sino desde lo financiero, como la Sociedad Rural. Tercero, por plantear una disyuntiva falsa: si exportamos no alimentamos al pueblo y si alimentamos al pueblo no exportamos, cuando, con políticas correctas, la Argentina tendría un desempeño excelente en ambos rubros. Con capacidad de abastecer a 400 millones de personas, generaríamos el excedente suficiente para garantizar la calidad alimentaria de nuestro pueblo, a precios accesibles a su poder adquisitivo.
Del otro lado, en Rosario, también mucha gente de bien. Pero al servicio de figuras que ganan mucho, mucho dinero, y sin embargo fogonean el paro poniendo a la gente de rehén. Que declaman querer dialogar, pero en lo profundo necesitan que el conflicto siga porque de lo contrario dejarían de aparecer en televisión. De ese mismo lado, una oposición que, ante su propia ineptitud, se monta en un reclamo en parte legítimo, para reposicionarse políticamente; una oposición que no sabría cómo controlar la inflación, pero que apuesta a que la inflación se dispare y el paro se prolongue indefinidamente, para crecer en votos.
De un lado, la temible foto del acto que reedita el semblante del PJ tradicional. Del otro, la temible foto que junta a Carlos Nair Menem con Moisés Ikonikoff y Patricia Bullrich, a quienes sólo reúne el rencor. Ya no la unión cívica, sino la coalición cívica, pero reeditando el enfoque del partido radical de la realidad. Y, como en otras etapas de nuestra historia, algunas pinceladas de socialismo. En la medida que el sostén político del país sigan siendo, en esencia, el PJ y la UCR, aunque camuflados bajo otros nombres, no habrá forma de que el futuro deje de parecerse al pasado.
En un marco de condiciones internas e internacionales inmejorables, el 25 de Mayo debió simbolizar una gran política de Estado que lanzara a la Argentina al mundo, y, sin embargo, convocó de un lado, desde la soberbia y la prepotencia; del otro, desde el gorilismo y el rencor. Ante una oportunidad histórica, falta la dirigencia lúcida que necesitamos para aprovecharla.
* Diputado Nacional por el Espacio “SÍ”