Estamos ante el desafío electoral de dar continuidad al proyecto nacional o volver peligrosamente atrás. Solamente la decisión de los candidatos opositores de resituar a la Argentina en el FMI nos costaría más de una generación para volver a desendeudarnos. Al principio se podrá vivir como una fiesta de dólares pero después habrá que pagarla desfinanciando el desarrollo productivo y marginando a sectores crecientes de la población.

El desafío es la continuidad, pero yo no veo manera de hacerlo desde una perspectiva de moderación, de amesetamiento, algo así como decir “ahora vamos a pasar a una etapa de menos conflicto con el poder”. Humildemente, no lo veo, y no por una cuestión ideológica, sino por estricto análisis económico y político.

La economía argentina encierra ciertas paradojas. Luego de largos ciclos de apertura económica, endeudamiento y recesión (si la economía se paraliza el Estado no recauda y llega el estrangulamiento de la deuda), llegamos a la crisis por merma de divisas. Pero resulta que, luego de una larga etapa de crecimiento, desarrollo, inclusión, gracias a políticas no-neoliberales, también se llega a la restricción del sector externo por escasez de dólares. Se llega a ese punto haciendo lo incorrecto, pero también haciendo lo correcto. Hay un momento en que nos encontramos con los límites estructurales de la economía argentina.

Nos topamos con la restricción del sector externo no obstante aplicar políticas virtuosas, como el aumento de la producción automotriz o el desarrollo fabril de Tierra del Fuego. Por cada unidad fabricada debemos importar un alto porcentaje de insumos que provocan la salida de divisas, en razón de no haber modificado aún las condiciones de concentración y extranjerización de nuestra matriz de producción y comercialización.

Debido a la política virtuosa del ascenso social, muchas argentinas y argentinos han podido viajar al exterior, es decir, sacan divisas. Y como el mundo está en recesión, es menor el turismo que llega al país, por lo cual nos encontramos con un balance negativo en dólares. El desendeudamiento es una política correcta, pero reduce temporariamente las reservas. Y a esto hay que sumar las medidas especulativas de bancos, cerealeras y exportadoras, que se dan como reacción a una política correcta. Es decir, haciendo lo correcto llegamos a un límite estructural que nos impone nuestra economía.

Por ello, la única manera de seguir es sortear esos límites, y eso no se hace moderando el proyecto, sino profundizándolo, más allá del estilo que tenga el nuevo presidente. ¿Cómo? ¿Arreglando con los buitres? ¿Enfocándonos centralmente en estimular exportaciones, como señaló Miguel Bein en un reportaje de Página 12?

Nadie podría disentir en cuanto al desarrollo de nuestras exportaciones. Pero cuidado, porque en estos momentos tropezamos con la caída de los precios internacionales. Si bien somos el país de toda América Latina que más incrementó el componente industrial de sus exportaciones, todavía no logramos transformar nuestra condición de productores primarios. Además, la recesión internacional achica la capacidad de compra de nuestros productos. Todos los países salen a vender en el mercado internacional, y nadie quiere comprar. Si frente a un mercado internacional que de todos modos no compra, lo único que hacemos es estimular al exportador, mejoraremos su tasa particular de ganancia, pero no el desempeño de nuestro sistema productivo en general. La necesaria acumulación de divisas nos ofrece otras vías.

Tenemos que atacar la restricción de dólares por otro lado. Y es en este punto donde se torna un imperativo la necesidad de transponer los límites estructurales que afronta el modelo. Un ejemplo es continuar interviniendo progresivamente sobre la tasa de ganancia de los sectores concentrados; esa tasa de ganancia que multiplica por cientos la diferencia de precios entre el primer y el último eslabón de la cadena, el productor y el consumidor. Si los hipermercados ofrecen un descuento de hasta el 70 o más por ciento en un segundo producto, ¿cuál es el margen de ganancia en el primero? Si las cerealeras conservan su poder sin liquidar la mitad de la cosecha, ¿cuál es su tasa de ganancia en la mitad que si liquidan?

Otro camino es la intervención estatal sobre las obras de infraestructura, logística y trasporte, en rutas, puertos, vías navegables y pasos transfronterizos que, al estar en manos extranjeras, le cuestan al país entre 5000 y 7000 millones de dólares por año.

Otro ejemplo: la compra conjunta y la producción pública de semillas y medicamentos por parte de los países del Mercosur, que significaría ahorro para productores y consumidores y para los Estados, y mermaría la capacidad de desestabilización política de los laboratorios y biotecnológicas trasnacionales.

Otro camino para la preservación de divisas es la utilización de una moneda común de intercambio regional por fuera del dólar.

¿Cómo se ensambla esto, finalmente, con el título del panel? Es muy simple. Hablar de la diversificación de nuestra matriz productiva va absolutamente de la mano de las instituciones de la economía social, popular y solidaria, como el cooperativismo y el asociativismo, la agricultura familiar, la nueva ruralidad y el nuevo urbanismo, los fondos de desarrollo local, las empresas recuperadas, el comercio responsable y el precio justo, los microcréditos. Y mi conclusión es que estas instituciones no deben entenderse como un elemento de asistencialismo estatal para sostener una economía de subsistencia en un marco de pobreza. La economía social, popular y solidaria tiene que ser el eje de un nuevo modelo y de un nuevo sujeto social, económico y productivo, sin el cual, no hay posibilidad de sortear aquellos límites estructurales que impone la concentración.

La necesidad de profundizar no es un slogan, sino el producto del más estricto análisis político y económico de nuestro país y de la región.

 

* Diputado Nac. FPV. Exposición en el Panel “Cooperativismo e Industrialización” del Encuentro Nacional de Agrupación CANPO (Corriente Agraria Nacional y Popular), en Ezeiza, el 10 y 11 de octubre.

Publicado en http://www.trabajoyeconomia.com.ar/el-desafio-la-continuidad-del-proyecto-nacional/