El golpe del 24 de marzo se en determinado un contexto internacional. La Argentina como ha ocurrido en otros episodios históricos, le incorpora ingredientes propios, exacerba alguna características, pero está incluida en un contexto. Ese contexto indicaba la presencia de gobiernos militares en el 80% del continente. Brasil vivía una dictadura diferente de las nuestras pero que se prolongaba desde 1964.
Tres años antes del golpe en Argentina había tenido lugar el cruento derrocamiento de Salvador Allende en Chile; gobierno militar en Bolivia, dictadura en Uruguay, esplendor de la fortaleza de Strossner en Paraguay y la derechización del golpe militar socialista como Velazco Alvarado en el Perú.
Los únicos tres países que tenían democracia eran Venezuela, Colombia y cuadro, pero que desde el punto de vista de su sistema de pertenencia respondían mucho más a una lógica de Caribe-Hemisferio Norte, que de la realidad del resto del continente sudamericano.
Y esto se da porque el altísimo nivel de desarrollo y crecimiento, de expansión económica, social y cultural de los años ‘50 y los años ‘60 en el mundo, arrojaron como consecuencia el crecimiento de una generación que cuestionó fuertemente el poder y la distribución de la riqueza en el mundo.
Movimiento revolucionarios en todo el planeta, desde el Concilio Vaticano II, los movimientos raciales en los EEUU, la derrota del imperialismo, a manos de un ejército popular como el Vietnam; el triunfo de la Revolución Cubana a 90 millas de Florida; el proceso de descolonización afro-asiática en manos de movimiento de liberación nacional, la Primavera de Praga, el Mayo Francés, y la fuerte presencia de una épica revolucionaria expandida a través de la figura del Che Guevara que había movilizado fuertemente a la juventud del continente.
En medio de este clima, una crisis del petróleo que había impactado fuertemente en las economías capitalistas más desarrolladas, y la necesidad d estos países de encontrar fuentes sustitutas de energía, lo que acelera el ritmo de la revolución tecnológica.
Es decir, por un lado una parte de la humanidad que reclama mayor poder, participación, igualdad y distribución y por otro lado los sectores del poder dominante, impactados por la crisis del petróleo que necesitan acelerar la revolución tecnológica y por lo tanto encontrar fuentes de financiamiento internacional de esa revolución tecnológica, en busca de energías alternativas al petróleo.
¿Cuáles fueron las dos principales fuentes de financiamiento de esa revolución tecnológica?
La primera los petro-dólares. Es decir, los enclaves financieros, a partir de la inconvertibilidad del dólar, instalaron en todo el mundo desarrollado, que hizo que resultara mucho más atractivo aún para los propios países exportadores de petróleo que se enriquecían con la crisis era mucho más propicio para ellos colocar sus dólares en las plazas financieras del norte que contribuir al desarrollo social y productivo de sus propios países.
La segunda fuente de financiamiento de revolución tecnológica fue el endeudamiento externo contraído por las dictadura que ocupaban el 80% de los países de América del Sur.
Para esto tenía que existir una justificación económicas y una justificación ideológica.
La justificación económica era: “tenemos economías cerradas, no competitivas, estados megalómanos, hay que achicar el estado y abrir las economías para permitir su modernización a partir del oxigeno, que le daba la competencia externa”. Y así una economía nacional valuada en pesos, en moneda nativa, fundada en paradigmas como la inversión, el empleo, el desarrollo, la producción, deja paso a una economía de corte netamente monetarista, cuyos ejes pasan a ser: el tipo de cambio, la tasa de interés, los aranceles de importación.
Vayamos al primero: el tipo de cambio. La sobre-valuación del peso hizo que los costos internos de la economía se encareciera y al tener un dólar muy baratos costaba mucho producir internamente pero los precios internacionales eran bajos, a partir del dólar barato y por lo tanto, no convenía producir internamente para la exportación. Por el contrario, al tener dólar muy barato florecieron las importaciones en el país. Primer elemento de la destrucción del a industria nacional.
El segundo eje: la tasa de interés. Desalentada la producción, resultaba mucho más rentable colocar el dinero a altísimas tasas en la plaza financiera, que se había liberado a partir de la nueva ley de entidades financieras, impulsada por Martínez de Hoz que mantener una empresa nacional como factor productivo.
Y por último alentar la importación y desalentar la exportación, a través del manejo de las barreras arancelarias.
En definitiva, los sectores que integraban hasta ese momentos lo que se denominaba la burguesía nacional, el empresariado nacional, el sector privado de nuestra economía que era dura al momentos de discutir la distribución del ingreso con las masas trabajadoras pero que generaba ingresos y los reinvertía en el país, le convenía mucho más vender su fábrica que mantenerla y así se produjo la transferencia de factores productivos a los dueños de la Argentina los grandes grupos de concentración Apiazu y Basualdo, reconocen en su tan conocida obra de: “La formación de los nuevos grupos económicos en la Argentina de la dictadura”
Pero el ciclo económico de Martínez de Hoz, reconoce la segunda fase y es al denominada etapa de la tablita y la indexación. La tablita era simplemente la evolución programada del descenso de las tasas de interés, de modo que ya no fuera tan rentable mantener el dinero en las plazas financieras, lo que hizo que el empresariado nacional que ya se había quedado sin sus fábrica ahora también se quedara sin ahorros. Descomunal transferencia de ingresos de los sectores productivos a los sectores financieros que concentraron la economía nacional.
Por eso la justificación ideológica era: “estamos atrapados por le avance del comunismo; los ejércitos nacionales no tiene razón de ser en la disputa entre los bloques; no pueden, no están en condiciones de ayudar militarmente a los ejército de las súper potencias por lo tanto no tiene participación la Guerra internacional. Pero como el enemigo no se expresa solo desde la agresión militar externa, sino también desde la agresión ideológica interna, la razón de ser de los ejército nacionales, se reconvierte, se reformula, para pasar a ser ejércitos de ocupación de sus propios territorios nacionales”.
Esa es la justificación ideológica de la represión y el terrorismo de Estado. En definitiva para aplicar un determinado proyecto económico vinculado con un contexto internacional que necesitaba financiar la revolución tecnológica vía la deuda externa de América Latina, había que eliminar, internamente todo foco de resistencia popular; llamese partidos políticos, parlamente, sindicatos, movimientos estudiantiles o culturales.
Es decir, lo que quiero plantear es que el golpe del año ‘76 tuvo dos costados igualmente significativos y desde una lectura prospectiva histórica, igualmente dramáticos, igualmente trágicos, para la sociedad argentina.
Uno es el genocidio. Y el otro les la destrucción del sistema productivo, no menos dramático, porque la destrucción del sistema productivo es lo que convirtió aquel genocidio de los encapuchados y las desapariciones, en este genocidio de los jóvenes sin trabajo, destruyéndose por la desnutrición o por el paco (¿)
Así llega en 1983 la democracia. a partir de una incalculable, increíble, legitimidad de los partidos políticos mayoritarios.
Colas de ciudadanos dispuestos a afiliarse; los asistentes a los actos políticos se contaban por cientos de miles, se hacían en los estadios y cuando los estadios no fueron suficientes se hicieron en la calle: el cierre de la 9 de julio del año ‘83 o el cierre del monumentos de la bandera.
¿Qué hizo desde el punto de vista institucional y de los derechos humanos, la corporación política que gobernó la Argentina desde ese momento?
Una conquista no menor, el juzgamiento a las juntas, la conciencia colectiva del genocidio y el funcionamiento constitucional de modo de eliminar aquellas prácticas del terrorismo estatal. Esto solo ya de por sí legitima históricamente le cambio de régimen del año ‘83, Pero ¿qué hizo la corporación política que le tocó gobernar Argentina desde 1983 con lo mayores indicadores socio-económicos?
Tomemos 3: el desempleo, la pobreza, y el endeudamiento. Por eso, señor presidente, cuando se dice que después de más de dos décadas de lo que a mí juicio no son gobiernos democráticos, sino gobiernos elegidos por le voto, que es algo muy distinto, cuando se dice que después de estas dos décadas, la democracia argentina todavía tiene deudas pendientes, me niego a convalidar esa consigna.
Tener una deuda pendiente sería por ejemplo, que yo le debiera a usted 5 pesos y que después de 10 años no pude pagar los 5 pesos que le debo. Pero si yo hace 10 años le debía 5 pesos y hoy le debo 50.000, yo no solamente que tengo una asignatura pendiente con usted, sino que ambos somos responsables hasta el paroxismo aquellos déficits iniciales de la democracias.
La política se tiene que hacer cargo en la Argentina, de que estas dos décadas sirvieron para mejorar sustancialmente un aspecto, para reparar uno de los aceptos de la dictadura pero que al mismo tiempo no solo que no repararon sino que profundizaron hasta el extremo las consecuencias socio económicas del modelo de ajuste cuya primera fase fue aplicada institucionalmente a partir de la dictadura. y es así que llegamos a 1983 con una sumatoria de demandas de políticas estatales reparatorias de todo lo que había pasado durante la dictadura pero con estados completamente diezmados en su capacidad de respuesta. Y por eso pierden legitimidad las primeras transiciones democráticas en América Latina.
Y por eso la primera etapa del ajuste de los ‘70 cuando los grandes conglomerados económicos se apropian del sector privado de nuestra economía nacional y esto es profundizado en los ‘90, cuando en la segunda fase del ajuste se quedan con el sector público de la economía.
Y cuidado, que aún con cambio de discurso mediante, los 2000 están llevando adelante la tercera fase del ajuste y esta es la apropiación de los recursos naturales.
La lógica que rige esta intervención Sr. Presidente es que la Argentina tiene que dar un salto de calidad en la evaluación histórica que hace de los golpes que se repitieron durante los ‘70, no solo el del 24 de marzo en la Argentina, pensando la democracia, no desde la pereza intelectual de limitarse a decir: “valoremos esta democracia, contraponiéndola, con la ausencia de gobiernos militares”
Por que eso es definir la democracia cotejándola con el pasado, y lo que mejor hicieron los sectores autoritarios que ocuparon el poder en el año ‘76, fue forjar un determinado futuro para la Argentina y par ala región. Y en es nombre de ese futuro que tenemos que definir si tenemos o no una democracia de calidad. Porque tener un país que de cuyas 10 primeras exportaciones 6 son productos primarios no elaborados, y de las 4 restantes 3 son manufacturas de origen agropecuario con bajísima incorporación de tecnología. O tener un país con una participación cada vez menos en el comercio internacional y con compradores muy concentrados en lugar de diversificarlos t que basa su competitividad externa no en la calidad de sus productos y en la tecnología incorporada, sino en el bajo niveles de los salarios en dólares después de la macro devaluación, es un país que mira correctamente el 50% de la dictadura, que es el genocidio, pero que no lee correctamente el 50% restante, que es cómo salir del modelos de ajuste estructural, por vía de la distribución del ingreso. Y hay algo, Sr. Presidente, que ayudó mucho a esconder el debate de la democracia mirando el futuro y la detuvo auto referencialmente para que se compare sólo con el pasado. Y es esa pésima consigna histórica que tuvieron las leyes de impunidad, que fueron hechas bajo la lógica de “para salvar la democracia tenemos que limitar la justicia”
Porque lo único que puede cerrar el pasado como capítulo histórico y poner un país de cara al futuro, es la convicción profunda de la sociedad de que se terminó la impunidad, se aplicó la memoria, la verdad y la justicia.
Si la justicia no cierra el pasado la democracia se perpetuará referenciándose sólo con el pasado y no con la construcción de ciudadanía hacia el futuro.
En definitiva, Sr. Presidente, eso no lo resuelvo un feriado, esto lo resuelve una reflexión colectiva y profunda del conjunto de los ciudadanos, creo que para eso no es mejor el feriado, es peor. Y tampoco se soluciona arrancando cuadros. Porque sería simplificar mucho el proceso de análisis, circunscribirlos a la lucha de militantes contra militares, y esos militares, cuyas imágenes estaban en los cuadros retirados, son partes de nuestra realidad como sociedad.
Romper el espejo no me hace más bonito, al contrario, el hecho de mirarme conocerme y reconocerme tal cual soy es lo que me va a dar la posibilidad de cultivar mi futuro. Y es ahí donde está presente, donde toma un papel preponderante, la función pedagógica de la política, la función docente del liderazgo político que un gobierno que se precia de popular tiene que desarrollar. Ese es el sentido de mi intervención señor presidente. Si sólo analizamos el golpe del ‘76, desde uno de sus aspectos, por más trágico que sea, tal como fue el genocidio y los mártires y no lo analizamos desde el punto de vista de la inserción argentina en una determinada división internacional del trabajo, planteada a partir de la crisis de los años ‘70, no estaríamos haciendo una lectura competa, acabada y correcta de la realidad y no le estaríamos dando el sentido profundo que el tema merece. Muchas gracias.