EL PAIS › CARLOS RAIMUNDI, EX DIPUTADO Y DIRIGENTE DE NUEVO ENCUENTRO

“Apoyamos para mantener el rumbo”

Por Miguel Jorquera

 

De regreso a los claustros universitarios en las facultades de Derecho de la UBA y la UNLP, el ex diputado Carlos Raimundi dice no extrañar la actividad legislativa. Asegura que la oposición parlamentaria “más reaccionaria”, que prometía mayor calidad institucional, “intentó tres golpes de mercado fallidos” con la disputa por las reservas del Banco Central, la implementación del 82 por ciento en las jubilaciones sin asegurar su financiamiento y el rechazo al Presupuesto. Alineado con el Nuevo Encuentro que conduce Martín Sabbatella, insiste en respaldar la reelección de Cristina Fernández de Kirchner para “mantener el rumbo” y en enfrentar a Daniel Scioli en la provincia porque están “en contra de su política de seguridad y la política social clientelar”. “Esta exacerbación de la importancia de las colectoras tiene que ver con la funcionalidad de encontrar grietas e irritación entre Scioli y el gobierno nacional”, afirmó.

 

–¿Extraña la actividad parlamentaria?

–No particularmente porque sigo vinculado con la actividad política. He seguido la actividad y he notado como la insinuación que ha hecho la oposición más reaccionaria, inflada por el mensaje de los grandes medios, de que con una nueva mayoría parlamentaria se iba a mejorar la calidad institucional e íbamos a tener prácticamente un gobierno paralelo, y creo que sacaron una sola ley, la jubilatoria. Una ley con falta de anclaje real en la sociedad, que percibió que hubo mucho oportunismo y cinismo, al ver a quienes defienden a los grupos económicos y financieros concentrados convertidos en los nuevos descamisados.

–La oposición volverá a insistir con el 82 por ciento con una consulta popular vinculante.

–No es que no reconozca que hay problemas, e importantes, pero lo que vi el año pasado fueron tres intentos muy claros de golpes de mercado fallidos. El primero fue el del Banco Central, que terminó pagando parte de la deuda con reserva y volvió a acumular más reservas que las que tenía antes de pagar. El segundo fue el 82 por ciento y el tercero el Presupuesto. Y el año que auguraba una nueva calidad institucional terminó con un cachetazo, no como crónica, sino como símbolo de la impotencia.

–¿Cómo va a hacer NE para diferenciarse, aun con críticas, del oficialismo en las próximas elecciones?

–NE está apoyado sobre dos grandes columnas conceptuales. Primero, acompañamiento del rumbo. Segundo, autonomía absoluta, no solamente en no formar parte del dispositivo político electoral oficial, sino autonomía de pensamiento. A mí nadie me obliga a defenderlo a Insfrán por reprimir a los tobas en Formosa, no tengo que disciplinarme que me haga bajar el tono de mi crítica a la política minera de Gioja, o al accionar de la Policía Bonaerense en José León Suárez y Baradero. Se pueden cuestionar ritmos, falta de profundidad en algunas medidas, cierto pragmatismo, como quedó en evidencia que la tercerización de muchos trabajadores era una realidad que hay que resolver, o que la Federal, como quedó demostrado, no avanzó en su democratización interna como correspondía. Aunque el Gobierno finalmente reacciona frente a esos problemas.

–No va a ser fácil explicarlo.

–No me cuesta nada comunicar eso y creo que lo piensa muchísima gente.

–Los intendentes del PJ bonaerense ya criticaron el uso de colectoras.

–Hay un hecho concreto que es la ingeniería electoral con la posibilidad de usar o no colectora. Pero nuestra decisión de disputar la provincia de Buenos Aires no depende de esa ingeniería sino de una decisión conceptual, que son nuestras diferencias con la política de Scioli y con el estilo político territorial histórico del PJ. Desde NE creemos que la impronta de Scioli no es la que reproduce en la provincia las grandes líneas de las políticas nacionales. Ni compartimos su política en temas muy sensibles como la seguridad, la salud pública y la política social muy clientelar. Si un intendente hizo bien las cosas y tiene el apoyo de su pueblo no tienen de qué preocuparse. La exacerbación de la importancia de las colectoras tiene que ver con la funcionalidad, para algunos sectores políticos y económicos, de encontrar grietas e irritación entre Scioli y el gobierno nacional.