Dos de las críticas más fuertemente escuchadas en los últimos tiempos eran la falta de inversión y la minimización del problema del dólar ilegal, insisto, problema de índole puramente política y no económica. Entonces, cuando el gobierno nacional toma una medida que, por un lado, reconoce e interviene sobre la circulación ilegal de dólares, y, por otro, estimula la inversión privada, también se la critica. Del mismo modo que se criticaba la fuga de capitales y luego se criticó el control de cambios. O se decía que se ignoraba la inflación, y luego se condenó el control de precios. Esta actitud de la oposición confirma, una vez más, su vocación puramente destructiva, su intención destituyente; y expresa, en última instancia, lo que el senador radical Ernesto Sanz dijera con todas las letras: "Ojalá que todo vaya mal hasta octubre." Y, con una oposición política y económica que sólo busca destruir para destituir, no hay diálogo posible.

Otra de las críticas señala que la Argentina, al perdonar a quienes no declararon sus tenencias de divisas, se acerca a ser un nuevo paraíso fiscal. Falso. En términos institucionales, con su legislación y firma de tratados, y con la creación y fortalecimiento de organismos públicos actuantes tanto en el ámbito nacional como en el internacional, nuestro país es uno de los más conspicuos cumplidores de la normativa internacional. En términos políticos, somos principales denunciantes de los paraísos fiscales ante los organismos internacionales, demandantes de información que tales paraísos se niegan a dar, y proponentes de reformas al sistema financiero internacional. Y en términos económicos, de lo que se trata con las últimas medidas no es de aplaudir o alentar la evasión, sino de, precisamente, hacer salir aquellos recursos ociosos obrantes en el sistema de paraísos fiscales, para su ingreso en el sistema formal de nuestra economía. Si bien es cierto que no se los condena por la evasión hacia atrás –y eso fastidia–, también es cierto que se los obliga a declarar esos recursos, y de allí en adelante, tomar nota del incremento patrimonial que suponen y hacerlos tributar en tal carácter.


¿Qué significa para un país como el nuestro, tal vez el país latinoamericano que más había olvidado mirar hacia sus raíces indoamericanas, que hoy sienta como propio el destino de pueblos hermanos como el de Bolivia, Venezuela o Ecuador? Significa un cambio de paradigma.

¿Qué significa que Cuba presida la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), pese a estar bloqueada hace más de medio siglo por los EE UU y aislada de la pro estadounidense Organización de los Estados Americanos? Significa un cambio de paradigma.