Señora presidenta: estos debates -el de la semana pasada, este y el del presupuesto- no son compartimientos estancos. Son engranajes que construyen las herramientas de un modelo. Por eso, es lógico que quienes se opusieron antes lo hagan también después, porque su lugar donde pararse es la oposición a un modelo. Entonces, según como se posiciona cada uno, las mismas palabras adquieren sentido diferente y en muchos casos opuesto. Por ejemplo, se dice que en la Argentina hay pocos dólares. Falso. La Argentina es uno de los países que concentra mayor cantidad de dólares por habitante. La pregunta, señora presidenta, es quién los tiene y dónde están. Los tienen acumulados pocos grupos muy concentrados que los han podido fugar a paraísos fiscales a partir de sus tasas de ganancia; y de lo que se trata aquí es de intervenir sobre esa tasa desmesurada de ganancia.

También se dice que en la Argentina a nadie le conviene producir. Señora presidenta: hay 55 millones de toneladas de soja, de las cuales 27 millones están sin liquidar, 7 millones no registradas, 9 millones almacenadas sin vender y 11 millones que están siendo investigadas por presunto contrabando a países limítrofes.

Entonces, si la mitad de la producción les permite vivir a los que han acumulado esa tasa de renta, quiere decir no solamente que les conviene producir sino que pueden vivir holgadamente con la mitad de esa producción por la tasa de ganancia desmesurada que acumulan. Y de lo que aquí se trata es que el Estado construya un instrumento para intervenir, moderar y regular esa tasa de ganancia.

A propósito de lo que comentaba sobre el contrabando, señora presidenta, quiero señalar que el Paraguay tiene un nivel de productividad muy inferior a la Argentina. Sin embargo, en las tres últimas temporadas lleva acumulado un rinde superior al que tiene la República Argentina, en parte porque declara exportaciones por un valor superior a su producción porque tienen soja que entra de contrabando de nuestro país, y lo liquidan a un dólar muy superior al dólar oficial. Con eso blanquean una parte opaca muy importante de la economía, vienen a la Argentina y calientan el mercado del dólar ilegal.

Frente a esta situación, ¿hace falta menos Estado o más Estado? Hace falta más Estado; hace falta seguir reconstruyendo el Estado.

Voy a referirme a los últimos dos puntos: las palabras confiscación y propiedad también adquieren un sentido opuesto, según qué intereses se defiendan cuando se las pronuncia. Para algunos, cuando el Estado regula, esa tasa de ganancia les confisca la propiedad privada en el sentido estrictamente liberal. Desde un sentido social de la propiedad, que habrá que incluir en nuestro Código y en nuestra futura Constitución, la verdadera confiscación es que quienes acumulan esa tasa de ganancia han confiscado la verdadera propiedad de los humildes, que son sus derechos fundamentales confiscados en las últimas décadas, a la educación, a la salud y a la vivienda. (Aplausos.)

Termino con esto: ayer se hizo presente el presidente de la Sociedad Rural, quien en declaraciones públicas acababa de manifestar que el Estado es un parásito. Mentira. No es que no creen en el Estado. Cuando el Estado les regula sus negocios, el Estado oprime; desde la perspectiva de los más necesitados, esa intervención los dignifica. Pero además ellos mismos son los que vivaron a quien conducía el Estado en la etapa en que desde el Estado se implementó un plan sistemático para hacer desaparecer a miles de argentinos, para que no tuvieran capacidad para regular sus negocios. Por todos estos motivos, vamos a apoyar este paquete de leyes. (Aplausos.)

 

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