Entrevista a Carlos Raimundi, Secretario General del Partido SI, realizada por integrantes de la Facultad de Periodismo de La Plata. 

Raimundi explica el impacto que la Alianza del Pacífico tiene en nuestro continente: “Es un acuerdo construido por países de gobiernos neoliberales en América del Sur, incluido México, qué básicamente tienen una coincidencia en el perfil de sus políticas neoliberales, de economía abierta, de poca intervención estatal, con políticas muy influidas por los intereses de las grandes firmas internacionales y que además tienen la características de tener todos ellos tratados de libre comercio con los Estados Unidos”.

¿Cuál sería el papel de la Argentina como nuevo miembro observador de la Alianza?

Es que este modelo, bajo la conducción del macrismo, no va  a hacer eso, no va a fortalecer el Estado, no va a defender el trabajo, no va a defender la producción industrial. Es un modelo que beneficia algunos servicios, al servicio de los sectores financieros, de las multinacionales agropecuarias. ¿Qué rol va a desempeñar el Estado bajo este modelo si los que manejan el Estado son los jefes de las empresas privadas? El exmministro de Economía Prat Gay era representante del JP Morgan; el ministro de Energía Aranguren, el de Shell; el ministro de Agricultura Buryaille, el representante de Confederaciones Rurales Argentinas, y así sucesivamente. ¿Cómo vamos a pensar que esa gente, cuando sale de sus empresas y administra el Estado, lo va a hacer a favor del pueblo? Lo va hacer a favor de las empresas de las que formaba parte y de las que van a volver a formar parte cuando el voto del pueblo los saque del Estado. Quiere decir que no hay forma de tener una expectativa de que el Estado juegue el rol que tiene que jugar. ¿Cuál es el rol que tiene que jugar el Estado? Representar los intereses populares. Porque el poder económico ya está ahí, quiere decir que la única herramienta que tiene el pueblo para poder de alguna manera discutirle a ese poder económico, es el Estado. Cuando el Estado es cooptado por ese mismo poder económico, al pueblo no le quedan herramientas y, por lo tanto, se deslegitima el sistema y el pueblo tiene que salir a la calle.

¿Cuál sería el beneficio para la Argentina, teniendo en cuenta que ya tiene tratados firmados con los países que forman parte de ella y con otros países del Pacífico?

Es un gesto de alineamiento a una nueva diplomacia. Tiene que ver más con lo simbólico que con lo real. Es esto que Macri dice permanentemente: “tenemos que volver al mundo”, como si antes hubiésemos estado desacoplados del mundo. Todo lo contrario. La Argentina formaba parte de la CELAC que conglomeraba a todos los países angloparlantes de las Antillas y del Caribe que forman parte de la CELAC, apoyaron la causa anticolonial de la Argentina en Malvinas. Los países árabes, la comunidad africana, también apoyaron a la Argentina.

La Argentina se inclinó, a través de Brasil, del bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) que representa más del 60% del PBI mundial, un porcentaje altísimo de la población económica del mundo, países que pertenecen al área del Pacífico que hoy es un área mucho más activa en términos comerciales que la del Atlántico.

La Argentina estaba integrada al mundo. Es más, cuando sale el fallo del juez Griesa condenando a la Argentina al default, no sólo que la Argentina no sufre un menoscabo en su economía interna sino que además el ex ministro de Economía Kicillof le plantea a la Asamblea de las Naciones Unidas un pliego de nueve puntos para poner límites a la vulnerabilidad que tienen los Estados cuando se trata de su deuda soberana.

¿Cómo incidirán estos nuevos escenarios, Trump, China, Alianza del Pacífico, debilitamiento del Mercosur en el desarrollo industrial argentino?

 Es imposible. Sin cambio de modelo, nuestro desarrollo industrial es imposible. Por eso es que hay que cambiar el signo político del gobierno. Soy un convencido de que los factores externos inciden, hoy en día inciden mucho, pero lo que más incide es quién gobierna el país. Me han preguntado, por ejemplo, cuánto incide el gobierno de Trump en el desarrollo de la Argentina. Creo que puede tener alguna influencia pero lo que más incide en el desarrollo de Argentina es quién la gobierna, quién gobierna Brasil. Por eso vemos a los procesos populares de la región como propios, por eso estaba tan interesado y comprometido en que ganara la continuidad del gobierno popular en Ecuador. Uno a veces no dimensiona la importancia que tuvo el triunfo de Lenin Moreno en Ecuador, pero lo hubiéramos sentido mucho si hubiera perdido. Porque entonces ya era indetenible la ola neoliberal en la región. En cambio así se le puso una valla de contención. Las movilizaciones en Brasil, en Argentina, el agotamiento del gobierno de Temer en Brasil, el agotamiento del macrismo en la Argentina van a llevar a un nuevo gobierno.

¿Y el papel de las Pymes?

Creo que el proceso va a seguir mostrando, social y productivamente, sus aspectos más negativos, creo que la Argentina no va a poder salir de la recesión, porque los sectores que muestran algún movimiento son sectores concentrados y, por lo tanto, no proyectan crecimiento colectivo. Ni siquiera la obra pública, porque la construcción se está moviendo en el área de obra pública, pero ésta necesita de los grandes contratistas, y esto no genera la misma mano de obra ni dinamiza el resto de las economías de servicio ni de producción de materiales, como sí lo hace la construcción de vivienda privada y fundamentalmente de vivienda social. Cuando el crecimiento de un país se basa sólo en  la obra pública, el agro, algún sector energético con acuerdo con las multinacionales energéticas y el sector financiero concentrado, quiere decir que el resto queda rezagado.

Creo que este modelo va a hacer eclosión en la Argentina, creo que va a haber un malestar creciente, creo que el gobierno va a perder las elecciones y ahí es donde tengo depositadas las expectativas. Si no es así, no hay destino para las Pymes en un modelo que lo que privilegia es a los grupos concentrados.

¿Se trata, entonces, de llevarnos a ser un país de servicios?

Si, y no sé si eso, llevado a un grado extremo, si se consolidara ese modelo, no lleva también a la dolarización de la economía. No puedo garantizar que no sería así.

¿Cómo se ve afectada la producción de los países de la Alianza?

 Pero es que es una integración de firmas, no de pueblos, no es una integración de modelos productivos. Han destruido su industria nacional. Y además han incrementado la pobreza. Cuando el año pasado hubo una propuesta de Acuerdos de Paz en Colombia, un país que ha vivido en guerra los últimos cincuenta años, ¿por qué el pueblo la rechazó? No porque esté en contra de la paz sino porque fue una manera de protestar contra las políticas neoliberales del gobierno de Santos. Estuve en Colombia antes y después del plebiscito, puedo decirlo con cierto conocimiento. Hubo una rebelión del pueblo contra el modelo neoliberal porque ese modelo incrementó la pobreza. La gente no votó con eje en la paz, sino que protestó contra un gobierno que le ofrecía la paz, que es un valor positivo, pero que en todo el resto de la política lo empobrecía.

Lo mismo pasa en Perú, en Chile, en México, por eso se reprimen las marchas. En México los productos están integrados, la Ford de un lado, la Ford del otro lado; el McDonald´s de un lado, el MacDonald´s del otro, forman todos parte de un monopolio externo pero no hay desarrollo industrial, no hay trabajo, no hay movilidad social, no hay inclusión, no hay conversión de las clases populares a las clases medias. Son países que han incrementado la brecha de desigualdad.

La integración, como todas las palabras del lenguaje, tiene un significado diferente, según qué intereses tiene quien la formula. No hay que plantear en términos románticos a la palabra integración. Hay que ver a qué modelo responde: hay integraciones que responden a integrar firmas y monopolios y hay integraciones que responden a integrar desarrollos  productivos y pueblos. Esa es la diferencia.

Publicado en www.cynthiagarcia.com.ar